El Athletic, con la cuarta plaza que ocupa como objetivo de cara a las dos últimas jornadas de LaLiga, visita esta tarde a un Valencia que ha pasado de verse prácticamente desahuciado en diciembre a soñar ahora con la Conference League. Nada tiene que ver la versión actual del conjunto che con la del equipo que visitó San Mamés en la primera vuelta del campeonato. El lejano 28 de agosto del año pasado, en el encuentro correspondiente a la tercera jornada liguera, visitó un desnortado Valencia la capital vizcaina con victoria por la mínima para los rojiblancos gracias a un solitario gol de Beñat Prados a centro de Óscar de Marcos.
Al frente del cuadro che, perdido hasta el ecuador de la competición, asomaba por entonces Rubén Baraja, que fue destituido el 23 de diciembre en medio de una grave crisis deportiva. Al conflicto institucional en el que se halla envuelto el Valencia en los últimos tiempos se sumó una latente amenaza de descenso al figurar el equipo en penúltima posición con solo 12 puntos y a cuatro de la salvación con 18 jornadas disputadas, si bien estaba pendiente de jugar un partido aplazado frente al Real Madrid en Mestalla.
Apostaron entonces los responsables del club, en la madrugada del 25 de diciembre, por anunciar la contratación de Carlos Corberán (Cheste, Valencia, 7-IV-1983), un técnico con cinco años de experiencia en la Championship inglesa, pero sin paso por LaLiga y que ejerció como ayudante de Marcelo Bielsa durante dos temporadas en el Leeds United. 2,4 millones de euros tuvo que abonar el Valencia al West Bromwich Albion como indemnización para hacerse con los servicios de un hombre que, formado como portero en la cantera che y que heredó el sentimiento valencianista de sus abuelos desde la infancia, consiguió reanimar al equipo desde su llegada.
A pesar de perder por la mínima en su debut ante el Real Madrid y cerrar la primera vuelta con un empate en el Ramón Sánchez Pizjuán que dejó al Valencia como colista con solo 13 puntos en 19 jornadas, unos guarismos con los cuales solo dos equipos habían logrado previamente la salvación y ninguno como último clasificado al término de la primera vuelta, Corberán había llegado a tiempo de cambiarlo todo.
Otro Valencia
La reacción del equipo, con la incorporación invernal de Umar Sadiq como otro factor clave, resultó tan espectacular como inesperada. Con las goleadas encajadas ante el Barcelona en liga (7-1) y Copa (0-5) como borrones aislados, el punto de inflexión definitivo llegó a raíz de la derrota liguera frente al Atlético (0-3) en la vigesimoquinta jornada. Diez partidos consecutivos sin perder hasta la visita de este miércoles al Alavés, con un balance de 6 triunfos y 4 empates, enlazó no en vano el Valencia para certificar la anhelada salvación a falta de tres jornadas para la finalización de una liga que ha disparado la popularidad de Corberán.
“No soy ningún héroe”, se apresuró a remarcar tras sellar la permanencia el técnico valencianista, que ha sumado 33 puntos en 19 jornadas para afrontar los dos últimos compromisos del curso a tres puntos de la octava plaza que comparten Mallorca y Osasuna y que da acceso a la Conference League, competición con la que sueña sobre la bocina un equipo que apurará sus opciones continentales bajo las órdenes de un auténtico resucitador en el banquillo.