Ya es mala suerte que Carlos Henrique Casimiro, más conocido en el mundo del fútbol como Casemiro, haya resucitado justo antes de enfrentarse al Athletic. Ya es mala suerte que el brasileño haya recuperado la forma, los galones y las prestaciones que le llevaron a ser uno de los mejores centrocampistas defensivos del mundo justo antes de que los leones se jueguen ante el Manchester United el pase a la final de la Europa League. Esa que los rojiblancos quieren disputar a toda costa porque se celebrará en su estadio, en San Mamés, el próximo 21 de mayo. Pero para poder llegar a ese partido, primero tendrán que pasar por el peaje de los red devils. Mañana (21.00 horas) en La Catedral será la ida de las semifinales y el siguiente jueves 8, en el mismo horario, la vuelta en Old Trafford. Y en ambos partidos todo parece indicar que figurara desde el comienzo Casemiro.
La titularidad del brasileño puede parecer una obviedad, pero no lo es teniendo en cuenta lo que le costó ganarse la confianza del actual técnico del United, Rúben Amorim. El entrenador portugués aterrizó en Old Trafford como reemplazo de Erik ten Hag el pasado 1 de noviembre. Y desde ese mismo momento, Casemiro pasó de jugarlo todo a quedar borrado del césped. De la omnipresencia al ostracismo. De hecho, la confianza que tenía en el centrocampista Ten Hag quedó reflejada en sus números durante su etapa: en la 2022/2023, su primera temporada como red devil tras su exitoso y larguísimo ciclo en el Real Madrid, Casemiro disputó 51 encuentros de los posibles; en la 2023/24 una lesión de tobillo le tuvo en el dique seco más de lo esperado pero, aún así, jugó 32 de los 52 partidos que tuvo el United; y en la presente temporada, con Ten Hag al mando, el brasileño llevaba 35 de 48.
18 minutos de 180
Pero fue llegar Amorim con sus fuertes convicciones y empezar a chupar banquillo. Los irregulares resultados del United –que le mantienen decimocuarto en la Premier League– provocaron que el nuevo técnico optara por la revolución. Y entonces Casemiro dejó de jugar. Acumuló seis encuentros consecutivos sin vestirse de corto y, aunque disputó 18 minutos ante el FCSB de Rumanía en enero, fueron un espejismo. Porque después volvió a la sombra. 18 minutos de 810 posibles. O, dicho de otra manera, 18 minutos en 9 partidos. Algo muy raro, rarísimo, cuando eres Carlos Henrique Casimiro.
Sin embargo, en febrero las lesiones se cebaron con el Manchester United, la lista de bajas incluía a Altay Bayındır, Amad Diallo, Jonny Evans, Kobbie Mainu, Lisandro Martínez, Mason Mount, Luke Shaw y Manuel Ugarte; y entonces Amorim no tuvo más remedio que volver a contar con Casemiro. Fue ante el Tottenham el 16 de febrero cuando el brasileño disputó los 90 minutos por primera vez desde que llegó el nuevo entrenador. Aprovechó la ocasión y su recompensa fue primero mantenerse en las rotaciones y, después, asegurarse la titularidad. Pero el brasileño está brillando justo en los encuentros clave, en esos a los apuntan todos los focos y en los que, cuando muchos se achantan, él da un paso adelante.
Lo hizo en el derbi ante el Manchester City en Old Trafford (0-0), donde su actuación fue sobresaliente. De hecho, fue el principal culpable de que el conjunto de Pep Guardiola no marcara gracias a las 11 entradas exitosas que igualaron el registro positivo que tenía Patrice Evra desde 2008. Pero la resurrección de Casemiro no terminó ahí, sino que se prolongó hasta le eliminatoria de cuartos de final de la Europa League. Esa en la que el Manchester United ganó por un global de 7-6 al Olympique de Lyon tras una vuelta de infarto, con prórroga, varias remontadas, una roja y un gol en el 121. Pues fue en esa locura de encuentro cuando Casemiro revivió una de sus grandes noches europeas. Una de esas noches que le llevaron al Olimpo de los centrocampistas defensivos.
Partidazo ante el Lyon
A sus 33 años, el brasileño se echó al Manchester United a la espalda, en una prórroga en la que los red devils necesitaban dos goles para forzar los penaltis ante el Lyon. Casemiro primero forzó la pena máxima que transformó Bruno Fernandes en el 114 para hacer el 3-4, después asistió con un pase filtrado a Mainoo para que pusiera el 4-4 en el 120 y, cuando la eliminatoria parecía condenada a decidirse por penaltis, el ex del Real Madrid apuró el último minuto de la prórroga para centrar al segundo palo para que Maguire culminara la remontara y llevara la locura a Old Trafford. “Casemiro no jugaba porque entendí en ese momento que no era la mejor opción para nuestro estilo de juego. Pero siguió trabajando. Si mejoran lo que les pedimos, tienen la oportunidad. Si juegan bien, siguen jugando. Esa fue la situación de Casemiro. Todo el mérito es del jugador”, dijo Amorim. Y es que el técnico sabe que, gracias a Casemiro, el Manchester estará mañana en San Mamés. Ya es mala suerte.