Osasuna, una misión imposible para el Athletic

Pueden hacerse una idea de cómo fue la primera mitad del partido cuando lo más interesante de esos primeros 45 minutos sucedió con los dos equipos en el vestuario recibiendo, se supone, que una buena ristra de instrucciones por parte de ambos entrenadores. Fue en uno de los cada vez más habituales shows de entretiempo cuando se vivieron las acciones más emocionantes de la tarde, mientras la gente saboreaba la merienda y dos personas trataban, entre el alborozo del respetable, de diseñar un puzle tras lanzar algún que otro balón dentro o fuera de la portería. Aunque se vieron fallos de alevines, uno de ellos bien podría haberse vestido de corto y sustituir a alguno de los que figuraron en los onces iniciales de Athletic u Osasuna. No habrían desentonado tras lo visto en una primera mitad de esas que no pasarán a la historia del fútbol.

La cosa mejoró en la segunda mitad, aunque el listón estaba prácticamente por los suelos. Se vio de nuevo a un equipo, el Athletic, con más ímpetu por buscar la portería contraria que su rival, pero el conjunto rojiblanco volvió a encontrarse ante esa misión imposible que parece ganarle al equipo rojillo en San Mamés. Con el empate de ayer ya son cinco los partidos consecutivos en los que el Athletic no ha sido capaz de vencer a Osasuna en su campo. Un equipo en horas bajas que celebró el punto como una victoria y que logró en enero su triunfo más importante del curso al eliminar a los bilbainos en los octavos de final de Copa.

Fue un derbi descafeinado, un partido soporífero en la primera mitad, muy propio de los encuentros que suceden a los parones por los compromisos de las selecciones. Un día de esos en los que la caraja inicial de los locales, que concedieron hasta cuatro córners en cinco minutos y más por su incapacidad que por los méritos de su rival, ya hacía presagiar por dónde irían los tiros. En una tarde en la que la grada de animación trató de llevar en volandas al equipo –ojalá se hayan solucionado los problemas de una vez por todas–, faltó algo de chicha en el verde, quizá la que habría aportado la presencia de Sergio Herrera en la portería osasunista, pero el ilustre autor del cántico “dónde está la gabarra” no pudo jugar por acumulación de tarjetas.

Lo cierto es que el Athletic volvió a demostrar que le cuesta un mundo hacer daño a rivales que se defienden con tres centrales. No es la primera vez que le sucede y en un horizonte no muy lejano le espera el Rangers, otro equipo que juega con línea de cinco defensas. Nico Williams fue el único jugador de ataque que pareció tener algo de inspiración para superar líneas mientras su hermano Iñaki y Alex Berenguer se tropezaban una y otra vez con la misma piedra, la de la falta de finura. Faltó Oihan Sancet, que si bien estuvo convocado tras más de un mes fuera del equipo, ni siquiera llegó a calentar. Ernesto Valverde alegó que Peio Canales le venía mejor al equipo.

Así, habrá que esperar al próximo domingo para ver si Sancet está ya en condiciones de jugar en un choque que se antoja como una auténtica final por la Champions. El Athletic cedió dos puntos con el Villarreal, su próximo rival, del que le separan seis puntos aunque el equipo de Marcelino García Toral tiene un partido pendiente de disputar.

Después de llegar al último parón de la temporada con la moral por las nubes tras eliminar a la Roma en los octavos de final de la Europa League y lograr un más que meritorio triunfo frente al Sevilla a domicilio, el Athletic sufrió un pequeño frenazo que le impide acercarse al tercer puesto del Atlético y que comprime más la pelea por la cuarta posición en liga.

La cifra

250

Yeray Álvarez disputó ayer, ante Osasuna, su partido número 250 con la camiseta del Athletic. El central, que ha recuperado la titularidad en el esquema de Ernesto Valverde, suma 206 encuentros de liga, 26 de Copa, 15 de Europa League y 3 de Supercopa en sus 9 temporadas como león.