San Mamés acoge este jueves, a partir de las 18.45 horas, posiblemente el partido más atractivo de la vuelta de los octavos de final de la Europa League. El Manchester United-Real Sociedad también tiene su punto, todo hay que decirlo, pero el club que ejerce en la sede de la final del 21 de mayo se la juega ante su público. El Athletic, después del gol de Eldor Shomurodov en el último segundo en el Olímpico, está obligado a remontar el 2-1 con el que regresó de Roma hace una semana. Una final adelantada para los pupilos de Ernesto Valverde, que se ponen a prueba después de una gran actuación en la fase previa del torneo continental. La expectación es máxima en el entorno rojiblanco por lo que ocurrirá sobre el verde y también fuera del campo. El equipo de Claudio Ranieri estará arropado en las gradas de La Catedral por unos 2.000 aficionados. Una gran afluencia de seguidores giallorossi que ha obligado a la Policía Municipal, a la Ertzaintza y a Ibaigane a coordinar un plan de seguridad especial durante todo el día del partido. Un test importante para lo que va a venir dentro de dos meses y medio.
Las últimas visitas del AZ Alkmaar, Slavia Praga, Elfsborg y Viktoria Plzen –los cuatro equipos que jugaron en San Mamés en la Fase Liga– no provocaron ningún tipo de altercado ni suceso reseñable, tanto de posibles ultras propios como de los locales. Fueron jornadas tranquilas para los responsables de la seguridad, pero la llegada de la hinchada romana, entre ellos un número sin concretar de radicales de extrema derecha, eleva la incertidumbre. Por muchas de las ciudades por las que han pasado han dejado su impronta violenta.
Este miércoles por la tarde-noche, pero especialmente desde primera hora del jueves, los aficionados romanistas se dejarán ver por las principales arterias de Bilbao. La presencia policial será importante para evitar cualquier altercado. Siguiendo el procedimiento habitual en este tipo de eventos europeos, se ha citado a la afición visitante al punto de encuentro, situado en la calle Iparraguirre, para que puedan marchar todos juntos acompañados por agentes de la Ertzaintza hasta San Mamés, a partir de las 15.45 horas. Será uno de los momentos críticos de la tarde. Los hinchas visitantes empezarán a acceder al campo por las puertas 21 y 22 sobre las 16.45. Primero tendrán que pasar por parte del vallado perimetral que se colocará alrededor del campo el día de la final y que se va a probar con los seguidores de la Roma para ver si el funcionamiento de la propia estructura como de los controles de acceso a través de este son idóneos.
La Roma ha detallado a sus hinchas en una guía práctica de viaje que se muevan por la zona del meeting point, sugiriendo el museo Guggenheim, Henao, Ajuriaguera y Heros, detallando que hay bares y restaurantes variados. Debido a esta marcha camino al estadio rojiblanco, las autoridades han recomendado a los bares de Luis Briñas (situados entre Licenciado Poza y Felipe Serrate) retirar los elementos móviles de sus terrazas desde las 15.00 hasta las 17.30 horas, aproximadamente. El dispositivo de seguridad diseñado afectará principalmente a los alrededores de San Mames. Así, los primeros cortes de tráfico se producirán a las 15.00 en Felipe Serrate y Luis Briñas. Algo después, a las 15.45 horas se establecerán otros puntos de corte en la Gran Vía, Sabino Arana, el Puente Euskalduna y el Sagrado Corazón.
Espíritu de concordia
En un vídeo compartido, el Athletic y la Roma llamaron a la calma y a la deportividad antes de la ida en la capital italiana. El mensaje parece que caló, porque no hubo incidentes. Una buena noticia después de lo sucedido el pasado 26 de septiembre (en el primer partido de la liguilla) y en la noche previa por las calles de la ciudad eterna. Primero, ultras romanistas fueron a la caza de seguidores del Athletic, tal como informó este periódico. Y al día siguiente, miembros de Herri Norte lanzaron bengalas a una parte de la grada del Olímpico. Una escena que condenaron los propios athleticzales que siguieron el partido en directo, los jugadores (con aquella imagen de Iñaki Williams y Óscar de Marcos recriminando lo sucedido) y que acarreó una multa de la UEFA al Athletic y la advertencia de que al próximo altercado no podrá vender entradas a sus seguidores para un partido a domicilio en el viejo continente.