Vencido el 30 de junio, fecha que marca el final de temporada a nivel contractual, Alex Berenguer escenificaba su renovación hasta 2027. Concluía así un tira y afloja entre Ibaigane y el futbolista que se prolongó en el tiempo tanto como para cuestionar el éxito del acuerdo. El Athletic había captado meses antes a Álvaro Djaló y el protagonismo del navarro había experimentado una merma en su cuarto año en el equipo. Dos condicionantes que ni le retrajeron ni aplazaron el acuerdo. Tras estampar su firma, Berenguer revelaría que la tardanza obedeció a que quiso defender sus intereses en la negociación, pues siempre tuvo claro que su futuro estaba aquí, en Bilbao.
Cubierta más de la mitad del calendario de competición, su importancia en el equipo de Ernesto Valverde confirma que acertó de pleno con su elección. Hoy, Berenguer figura entre los más destacados de la plantilla, ha logrado elevar su rendimiento para convertirse en una pieza clave en los planes del entrenador. A su contrastada disponibilidad, perfectamente reflejada en su altísima participación desde que fuera fichado del Torino en 2020, ha añadido una capacidad de adaptación a distintas posiciones que le convierte en una valiosa solución para garantizar una producción ofensiva acorde a los objetivos que persiguen los rojiblancos.
“Ahora sé mucho mejor lo que es el fútbol, conozco los diversos momentos que se pueden dar a lo largo de cada temporada. Comparto la teoría de que entre los 28 y 32 años es cuando el jugador logra llegar a la plenitud física y mental. Por ahí iba mi decisión de quedarme en el Athletic”, confesaba a este diario el pasado otoño. El próximo julio, Berenguer soplará treinta velas. Y añadía: “He ido ganando en polivalencia con el paso de los años y soy más completo para alternar demarcaciones”.
Pues sí, si no que se lo pregunten a Valverde. Es el único atacante que ha sido utilizado en los cuatro puestos más adelantados del dibujo y no de manera esporádica. Hasta el vigente curso, Berenguer solía alternar ambas bandas, estaba considerado como un extremo y él nunca ha ocultado que su preferencia es el costado izquierdo. Ese era su cometido hasta que a mediados de octubre, por la baja de Oihan Sancet, se estrenó como titular ejerciendo de enlace. Ese día sirvió dos goles a sus compañeros y él mismo hizo otro; por cierto, el primero de su cuenta.
A partir de entonces, Berenguer no ha dejado de moverse de sitio: en noviembre probaba como falso ariete. Lo curioso del caso es que, contabilizadas todas sus intervenciones en cita oficial hasta la fecha, ya sea de inicio o entrando en las segundas partes, resulta que ha jugado más partidos por la franja central del terreno que en las alas. La relación sale como sigue: cinco veces en la derecha, diez en la izquierda, doce por detrás del ariete y cinco como punta.
Semejante versatilidad le ha permitido superar una tendencia que durante el ejercicio anterior afectó negativamente a sus estadísticas. Una pérdida en el plano jerárquico propiciada por la pujanza del cuarteto formado por los hermanos Williams, que acapararon los costados, con Nico definitivamente asentado en la categoría; Sancet, incuestionable en la tarea de enlace; y Guruzeta, que explotó en la faceta rematadora acumulando dieciséis goles. Aunque anotó ocho, a Berenguer le costaba acceder a la alineación y tuvo que asumir el rol de suplente con gran asiduidad.
Un panorama que amenazaba con repetirse o agravarse, toda vez que el club dijo que Djaló, por el que se efectuó un gran desembolso (quince millones, más cinco en variables), estaba dotado para desenvolverse por todo el frente de ataque. Esto último no ha tenido plasmación y, al margen de ello, Berenguer, siempre preparado para jugar, ha ido poco a poco adquiriendo mayor peso en el conjunto.
No solo números
Al principio de la campaña se abrió paso coincidiendo con bajas de otros delanteros, pero su comportamiento le hizo acreedor a más oportunidades mientras iba picoteando en funciones diversas. Sus registros de participación a estas alturas, en minutos y titularidades, mejoran ya los contabilizados en toda la temporada anterior.
Si se repara en los números actuales de los seis hombres más habituales en ataque, Berenguer figura tercero en minutos, no muy lejos del segundo, Nico Williams. En partidos sumados, iguala con el líder Iñaki Williams. Tampoco sale mal parado en el capítulo del gol: cinco de su cosecha y siete nacidos de sus pases.
Lo nuclear de esta historia no puede limitarse a lo que indican las cifras, aun siendo significativas. Berenguer viene ofreciendo una fiabilidad constante, una estabilidad que antes se manifestaba de modo más esporádico. En este sentido aventaja al resto, con la salvedad del mayor de los Williams. A su aportación suma el hecho de que responde juegue donde juegue, su peso en la estrategia y la mentada disponibilidad. En el curso más exigente que se recuerda por la cantidad de compromisos, Berenguer nunca falta. Un ejemplo: es el único que ha sido titular en los ocho partidos celebrados en 2025.