Decían de él que era un cazador furtivo. El arma secreta de sir Alex Ferguson. Porque era el que encauzaba los partidos cuando parecían irreparables. El resucitador de causas perdidas. Le llamaban el “asesino con cara de niño” porque detrás de su semblante inocente, como si fuera un chiquillo de coro eclesiástico, se escondía uno de los delanteros más letales de la Premier League. Ole Gunnar Solskjær (Noruega, 1973) fue jugador del Manchester United durante once temporadas, convirtiéndose en el suplente de lujo de unos Diablos Rojos que aterrorizaron a media Europa. Fue el héroe de la Champions League del 99 y, aunque las lesiones de rodilla le obligaron a pasarse al otro lado del banquillo, nunca se terminó de marchar de Old Trafford.

Porque, después de foguearse en el Molde de su país –al que llevó a conseguir las dos primeras ligas de su historia además de una Copa en 2013– y un breve paso por el Cardiff galés –donde no pudo evitar el descenso–, regresó al United para suplir la fulgurante salida de José Mourinho. Tres temporadas aguantó antes de ser destituido, sin tanta gloria como cuando fue jugador, pero la suficiente como para labrarse un nuevo nombre diferente. Y es que ahora, tras un periodo de tres años alejado de los bancos, Solskjær vuelve al ruedo como nuevo técnico del Besiktas. Es decir, el noruego debutará al frente del equipo turco ante el Athletic en la que será la séptima jornada de la Europa League.

El Athletic es un rival complicado para un primer partido. Hace unas semanas jugaron contra el Fenerbahce y ganaron 2-0 con una actitud muy convincente, pero nos estamos preparando bien y estamos listos”, dijo en rueda de prensa. Con todo, Solskjær tan solo ha tenido dos entrenamientos con el grupo para preparar el duelo, ya que aunque su fichaje se hizo público la semana pasada, hasta el lunes no tomó el relevo del interino Serdar Topraktepe, que dirigió al equipo en el último duelo liguero ante el Samsunspor (0-0). Así, el noruego es consciente de la complicada situación por la que atraviesa el Besiktas, actualmente sexto en la Superliga turca –a 20 puntos del líder el Galatasaray– y en posiciones de eliminación directa en la Europa League.

“El Athletic es un rival complicado para un primer partido. Hace unas semanas jugaron contra el Fenerbahce y ganaron con una actitud convincente", dice Solskjær

Pero a pesar de ello es optimista y tiene fe en devolver a las Águilas Negras al primer plano continental: “Cuando hay un cambio de entrenador es porque el club tiene malos resultados. El club estaba en una mala situación y es normal que los jugadores estén un poco nerviosos, pero esto es un nuevo inicio para ellos. Los futbolistas tienen una energía fresca, quieren demostrar lo que saben hacer. No es solo para el próximo partido, es para el futuro”. Cabe destacar que Solskjær no fue la primer opción del Besiktas puesto que su presidente, Hasan Arat, nunca ocultó su predilección por un Roberto Mancini que no acabó en el Tüpraş Stadyumu por diferencias económicas. Sin embargo, el noruego sí se llegó a un acuerdo que le ata al club turco hasta junio de 2026. Es decir, temporada y media.

“Ole, a calentar”

Ole Gunnar Solskjær fue el jugador número 12 de Ferguson. Siempre cumplía, pero nunca pidió públicamente la titularidad, ni más minutos. Realmente nunca rechistó, ni copó demasiadas portadas. De hecho, el exdelantero noruego solo protagonizó dos. La primera fue en febrero del 99, cuando le metió cuatro goles en 12 minutos al Nottingham Forest. Y sin ser titular. Salió en el 72 con un 1-4 y en el 84 cerró su exhibición con el 1-8. Pero realmente la actuación que le convirtió en el mejor suplente del mundo ocurrió tres meses después de eso. En el partido de los partidos: la final de la Champions. El Camp Nou se abrió para que el Bayern Munich y el Manchester United protagonizaran el desenlace más imprevisible y dramático de toda la historia de la competición. Porque en el minuto 90, los Diablos Rojos caían 1-0; pero Ferguson estaba tranquilo en la banda porque minutos antes había puesto a carburar a su arma secreta: “Ole (Solskjær), a calentar”.

El noruego saltó al campo junto a Teddy Sheringham cuando el cuarto árbitro levantó la tablilla del añadido: tres minutos. Suficiente para que entre los dos suplentes remontaran en dos córners botados por David Beckham. Sheringham hizo el empate antes de llegar al 91 y pasado el 92 Solskjær puso la bota para batir a un incrédulo Oliver Kahn. Ahí empezó a gestarse la fama del noruego, que colgó las botas con seis Premier Leagues, dos FA Cups y esa Champions League. Ahí empezó la reputación del, como le llamó Ferguson, “el sustituto del infierno”. Del “asesino con cara de niño” que ahora es entrenador.