El trabajado y sufrido empate del Athletic frente a la Roma en su reencuentro con la Europa League pasó a un segundo plano por lo que sucedió instantes después de que Aitor Paredes pusiera la igualada en el marcador cuando restaban solo cinco minutos para que se cumpliera el tiempo reglamentario. El lanzamiento de una bengala a un sector de aficionados de la Roma, no a la zona ocupada por sus ultras, por parte de radicales llegados a la capital italiana desde Bilbao manchó el esperadísimo retorno del conjunto rojiblanco a Europa. Un acto vergonzoso, totalmente reprochable y denunciable, que generó incluso tensión en la grada destinada a la hinchada del Athletic, donde fueron muchos quienes recriminaron el comportamiento de algunos miembros de la peña Herri Norte Taldea, lo que deparó, a la conclusión del choque, varios intercambios verbales que afortunadamente no llegaron a mayores.
Claro que el lanzamiento de esa bengala que cayó en medio de la afición romana no fue la única que se lanzó al campo desde el sector destinado a la afición del Athletic, ya que también se tiraron otras dos, una de las cuales rebotó hasta en cuatro ocasiones en la pista de atletismo para llegar hasta las vallas publicitarias que bordean el césped. Allí, varios fotógrafos tuvieron que echar a correr mientras un bombero trataba de apagar el aparato pirotécnico. Una tercera, en la primera mitad, voló apenas un par de metros en la pista y fue interceptada por un bombero. Ahora, el Athletic aguarda una sanción por el comportamiento de sus radicales.
Ernesto Valverde fue uno de los primeros en reaccionar al lanzamiento de la bengala a la zona de los aficionados de la Roma. Su imagen desde el área técnica pidiendo explicaciones por lo que estaba sucediendo mientras caminaba de un lado a otro acaparó los focos de la realización de televisión, que no perdió detalle alguno de los aspavientos y lamentos del técnico. La imagen de Valverde fue la respuesta a un acto vergonzoso y la reacción que de igual manera copiaron muchos de los más de 2.500 aficionados que viajaron a Roma para animar a su equipo sin ninguna intención de buscar bronca o armar jaleo. Un hecho que provocó cierta tensión en la propia grada de hinchas del Athletic, muchos de los cuales afearon el comportamiento de algunos de los miembros de la peña Herri Norte.
Pero si hubo una imagen icónica, de un alto contenido emocional, esa fue la que protagonizó la plantilla. Mientras los dos capitanes, Óscar de Marcos e Iñaki Williams, se acercaban al graderío destinado a la afición del Athletic, el resto del equipo aguardó cerca del centro del campo. De Marcos e Iñaki pidieron explicaciones por lo ocurrido, por ese comportamiento inexplicable que, como insistieron los dos futbolistas, no representa al Athletic. La respuesta del equipo fue no acercarse a dicha zona y tampoco lanzar las camisetas a la grada, algo bastante habitual en los partidos europeos de fuera de casa. Mientras, los radicales trataban de excusarse recordando lo vivido en la noche del miércoles en el barrio del Trastevere. Pero eso es otra historia.
La noche acabó con un comunicado del Athletic censurando y lamentando los hechos. Hubo quien echó en falta la voz del presidente, toda vez que en la zona mixta del Olímpico de Roma fueron tres los futbolistas que atendieron a la prensa: Ander Herrera, Aitor Paredes e Iñigo Ruiz de Galarreta, además de la habitual comparecencia de Valverde, que arrancó su rueda de prensa mostrando su malestar. Ellos ejercieron de portavoces del club.
El consejero de Seguridad del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, informó ayer de que la Ertzaintza está colaborando con la policía italiana para identificar al autor del lanzamiento de la bengala, hecho que calificó de “muy grave”. “Actuaciones así atentan contra el respeto a las personas, ponen en cuestión la deportividad y son un atentado a la convivencia”, dijo.
MIEDO
Todo eso sucedió dentro del recinto, pero fuera, a las puertas del Olímpico, aún quedaba lo más complicado para algunos, el regreso a los hoteles. La inmensa mayoría de aficionados se montaron en las lanzaderas habilitadas para la ocasión, que les trasladaron hasta la estación de tren de Termini para luego, desde allí, ir a sus alojamientos. La espera que en algunos casos se prolongó por más de una hora, llevó a algunos hinchas a salir del campo por su propio pie y una vez fuera se vivieron algunos momentos de tensión. Un grupo de cuatro aficionados rojiblancos fueron increpados por unos 15-20 jóvenes, nada que ver con los ultras que camparon a sus anchas por el Trastevere en la noche del miércoles, pero que de igual manera les generaron una sensación de miedo que les obligó a correr algunos metros.
Por detrás, a poca distancia, otros cinco seguidores rojiblancos trataban de pasar desapercibidos ante ese grupo de jóvenes romanos. Lograron su objetivo, a lo que ayudó que uno de ellos portara una bufanda de la Roma, comprada expresamente a la salida del campo para que nadie les relacionara con el Athletic. Además, llevaban bien ocultas sus camisetas rojiblancas, todo para evitar problemas. “Es que el autobús nos deja en Termini y de ahí a nuestro hotel tenemos más distancia que desde el campo”, lamentaban en declaraciones a DEIA mientras avanzaban con paso ágil.
INCIDENTES EN LA PREVIA
La otra historia que ha empañado el regreso europeo del Athletic, esa en la que se apoyaron los radicales rojiblancos para defender el lanzamiento de la bengala a la afición de la Roma, sucedió en la noche del miércoles y DEIA informó de ella en exclusiva.
Al menos dos grupos de ultras de la Roma, formados cada uno de ellos por unas 15-20 personas, anduvieron recorriendo el barrio del Trastevere a la caza de aficionados rojiblancos. Tal y como contaron distintos testigos a este periódico, los radicales romanos dieron con algunas familias, muchas de ellas con adolescentes, a quienes les robaron algunas camisetas del Athletic y dejaron desnudas por las calles de la capital. Historias de un regreso manchado por unos pocos.