La visita de un Villarreal hambriento y en dinámica ascendente pone esta tarde el punto final a una semana de locura en el seno del Athletic. Aún habrá un espacio para alargar la celebración, con el pasillo de honor previo al comienzo del encuentro, luego será el turno de la competición pura y dura. El triunfo que ayer obtuvo el Atlético de Madrid sobre el Girona eleva el grado de exigencia en plena fase definitiva del campeonato. Los hombres de Ernesto Valverde deberán confirmar si han pasado página, dejando atrás el título copero para centrarse en lo que toca.

El objetivo perseguido durante seis temporadas está amarrado, la plaza en la Europa League es una realidad, ahora falta por saber si el equipo responderá como lo viene haciendo desde el verano. Desde luego, el aliciente de la Champions merece un esfuerzo extra. Al margen de los beneficios que reporta en términos de prestigio, no cabe obviar su significación para el club en el orden económico, pues equivale a triplicar los ingresos derivados del torneo donde el Athletic ya ha asegurado su presencia. Huelga mencionar su impacto en una tesorería maltrecha, apenas sostenida por el famoso remanente que año tras año ha ido menguando hasta límites inquietantes.

Así que desde hoy se conocerá la calidad del compromiso de los protagonistas. Más allá de que sean capaces de superar el desgaste físico y mental invertido en tanta celebración, la clave descansa en su mentalidad, en la disposición con la que afronten un pulso que se anuncia complicado. El Villarreal confía en prolongar una tendencia que ha apuntalado en los dos últimos meses, especialmente a domicilio, enlazando cuatro resultados favorables.

Valverde aludía al “impulso de la Copa”, una manera como cualquier otra de referirse a la obligación de actuar con la máxima seriedad e intentar por todos medios plasmar sobre la hierba de San Mamés, delante de una afición entregada, esa condición de campeón recién estrenada. No habría mejor broche a cuanto se ha vivido desde el pasado sábado que la obtención de una nueva victoria, sin el lastre de los nervios y la responsabilidad suprema del partido anterior, con la cabeza limpia y la mirada fija en un futuro halagüeño que empieza a escribirse ya mismo.

Ayer existían dudas en torno al estado de Vesga, quien en la sesión del jueves habría recaído de una dolencia. De momento, su nombre ha sido incluido en la lista, pero si no se recupera totalmente, el técnico se vería abocado a diseñar en el centro del campo una fórmula distinta a lo que viene siendo habitual, toda vez que Galarreta causa baja por acumulación de tarjetas. Él y Prados han acaparado la titularidad desde enero, por lo que a expensas de cómo se sienta Vesga, Dani García o Herrera, inédito desde el 12 de febrero, se perfilan como alternativas, sin olvidar que Unai hizo esa función contra el Mallorca durante 70 minutos.

Quien ha quedado excluido es Yeray, lo que explica que Egiluz entre en la convocatoria. También figura Jauregizar. Como nada se ha dicho sobre Yuri, que terminó muy cargado en La Cartuja, su disponibilidad se da por supuesta. En principio, con el cambio de rigor en la portería, el once pudiera ser casi clavado al último, esto es: Simón; De Marcos, Vivian, Paredes, Yuri; Prados, Vesga; Iñaki Williams, Sancet, Nico Williams; Guruzeta.