La abogada Jone Goirizelaia apenas encuentra palabras para expresar lo que supone para una athleticzale como ella ver a su equipo alzarse con una Copa 40 años después.

En familia, siguió el partido desde casa -“no conseguimos entradas”-, donde todos estallaron en saltos, abrazos y gritos cuando Berenguer agujereó la portería de Greif.

“Les habíamos contado a mis hijos, que ni siquiera habían nacido, y nietos lo que fue aquella victoria del 84 pero no es lo mismo que vivirlo”, reconoce.

El jueves no se perderá la gabarra. “Hay que celebrarlo a tope”.