"Estoy muy contento de haber nacido el día que el Athletic ganó su última Copa, pero a ver si puedo dejar de decirlo de una vez”, asevera Asier Berdugo Txipi. Este portugalujo vino al mundo un 5 de mayo de 1984 en el hospital de Cruces, solo unas pocas horas antes de que Bizkaia entera explotara de júbilo al derrotar el equipo dirigido por Javier Clemente por 1-0, gracias al tanto de Endika, al Barça de Maradona en la final disputada en el Santiago Bernabéu. Firmaban así los leones un doblete histórico, el mejor regalo posible de bienvenida para un athlectizale de cuna que, a punto de cumplir los 40 años, espera ceder el testigo de su señalada fecha de cumpleaños a las criaturas que nazcan el próximo 6 de abril. “Si por mi fuera, me habría quitado esa etiqueta hace 39 años, pero eso no se decide. A ver si esta vez es la buena”, remata.

Más allá de la coincidencia de su alumbramiento con el histórico acontecimiento, su inclinación por los colores rojiblancos estaba prefijada. Se la inculcó su aitite Ismael, con el que empezó a ir a San Mamés desde pequeño. Y se la reforzó su padre, Cristóbal, quien aquel día de 1984 vio compensada con el doble premio del nacimiento de su único hijo y la victoria del Athletic la pena de haberse perdido la oportunidad de ver in situ aquella legendaria final. “A aita le fastidié”, apunta con humor Asier antes de explicar lo que la familia Berdugo Yubero vivió en esa primavera de hace cuatro décadas: “Ama salía de cuentas el 10 de mayo y aita y sus hermanos estaban preparando todo para ir a Madrid a ver la final el día 5. Ella les solía decir en broma: Se va a adelantar el parto y os voy a fastidiar la final. Y en la madrugada del 3 al 4, rompió aguas e ingresó”.

Cristóbal confiaba en que Asier naciera antes del sábado 5, pero la espera se prolongó. “Fue un parto largo y duro, como la propia final. Mi aita estaba en el hospital con todo preparado, la mochila, la bandera, la bufanda, porque si nacía a tiempo se iba a Madrid a ver la final y volvía seguido. Tenía que coger el autobús el mismo sábado a las seis de la mañana, pero yo no decidí salir del vientre de ama hasta las doce del mediodía”. Cristóbal se quedó en tierra y le tocó ver el partido por televisión, mientras sus hermanos disfrutaban de la fiesta en el Bernabéu. “Si hubiera nacido un poco más tarde, probablemente me habrían cambiado de nombre y me habrían puesto Endika”, apostilla.

Sin la subida de la gabarra

Con Asier recién nacido, ni Cristóbal ni su mujer Ana, aún ingresada en el hospital, pudieron disfrutar el lunes 7 de mayo del paseo de la gabarra por la ría. “No sé si aita guardaría luto”, comenta con sorna Txipi. “Al año siguiente, los dos fueron a la final contra el Atlético de Madrid y se perdió. Quizás lo de mi nacimiento fue una señal de que a la del 84 no les tocaba ir”, añade.

Hoy en día, Asier es padre de dos hijos y, además, secretario de la Peña Jarrillera del Athletic. Este sábado estará en La Cartuja. Será la tercera final a la que asista en vivo, tras la de Valencia en 2009 y la de Barcelona en 2015. Pero la situación esta vez pinta diferente. “En esta ocasión, el Athletic es el que sale de favorito. Por eso, pese a la lejanía, mucha gente va a ir a Sevilla incluso sin entrada. Si en lugar del Mallorca, el rival fuese el Real Madrid o el Barcelona, muchos se habrían rajado”. Allí estará Asier con su amuleto especial: “El carnet de socio lo heredé de aitite y aún conservo el antiguo, el de la tapa que pone Atlético Bilbao. Ese es el que me acompaña en los momentos especiales y viajará a Sevilla conmigo. Es una reliquia”.

Txipi confía en que, esta vez sí, la magia funcione y pueda vivir por fin una fiesta completa, con una segunda parte el día 11 en las orillas de la ría de Bilbao: “Para mí con la gabarra pasa como con los Reyes Magos: los padres te cuentan que existe, pero yo nunca la he visto. A ver si esta vez es posible”.