Se esperaba un ambiente caldeado en El Sadar y así fue. Nada fuera de lo común atendiendo a los últimos precedentes en Iruñea a excepción del amago de tangana final. Un cruce de cables de Oihan Sancet con David García sin riesgo alguno para la salud del central navarro costó primero la expulsión por doble amonestación al rojiblanco y ya en el minuto 95, con el choque a punto de finalizar, una entrada criminal del reincidente Chimy Ávila sobre Alex Berenguer provocó la roja directa al argentino y la rápida respuesta de los jugadores del Athletic. Corrieron en su búsqueda Unai Simón y Dani Vivian entre otros para recriminar la feísima acción al Chimy, quien ya estuvo a punto de cazar a Nico Williams en la victoria de los leones en El Sadar en enero de 2022 por 1-3 con hat-trick de Sancet. 

Fue la manera más desagradable posible de poner el lazo a otro derbi caliente en el que el Athletic logró silenciar el estadio rojillo sin que el factor ambiental se alejara de lo habitual en un partido de estas características. Y eso que el desarrollo del verano amenazaba tormenta en las gradas. El motivo no era otro que la campaña orquestada desde Iruñea para tratar de involucrar al Athletic en la sanción inicial de la UEFA a Osasuna. El cuadro rojillo entrará en liza finalmente en la Conference League el próximo jueves tras la intervención a su favor del Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) el pasado 25 de julio, pero la falsa acusación de que Ibaigane estaba detrás del caso quedó ahí.

Los ánimos, no obstante, los aplacó el Athletic por la vía rápida a base de goles. Dos zarpazos en veinte minutos para apagar la caldera rojilla y hacer saltar de júbilo a los entregados y ruidosos aficionados rojiblancos desplazados desde Bilbao. No hubo problemas, además, para ver entremezcladas en las gradas camisetas de ambos equipos como manda una sana costumbre que, afortunadamente, continúa vigente a pesar de los forzados intentos de algunos por romper la armonía y favorecer el odio. Nada de eso.

Normalidad

Tampoco en la llegada del autobús del Athletic al estadio hubo nada que reseñar más allá de los silbidos y gritos de la chavalería rojilla a la expedición rojiblanca. Dentro del campo subieron los decibelios como se esperaba, pero todo dentro de lo normal en un derbi de máxima intensidad en el que los de Ernesto Valverde mostraron una notable versión a domicilio. Ya lo dijo el de Viandar de la Vera en la previa del envite. A este Athletic le va bien jugar con presión y sentirse con la obligación de reaccionar. Así fue tras la inapelable derrota ante el Real Madrid en la primera jornada liguera y la respuesta del equipo estuvo a la altura de las circunstancias. 

El Athletic supo explotar los puntos débiles de Osasuna en la primera mitad y resistir tras la expulsión de Sancet hasta silenciar El Sadar, que pasó de cien a cero con el sello personal del Chimy de por medio.