El regreso del fútbol está al caer y en el caso del Athletic, que el jueves inicia el período de preparación, se palpa en el ambiente una mezcla de resignación, inquietud y expectación. Esto último viene provocado por la controversia que ha generado la UEFA con sus inescrutables criterios a la hora de impartir justicia. La posible exclusión de Osasuna, que daría plaza a los rojiblancos en la Conference League, se ha convertido en la canción del verano. El estribillo que tararea el máximo organismo continental nos cuenta que el Athletic puede recibir el caramelo que no supo ganarse en las 38 jornadas de liga.

La primera reflexión sería de carácter positivo, pues no puede olvidarse que un año atrás el club se impuso a sí mismo el objetivo de competir en Europa en la campaña 2023-24. La vía no es la ideal, pero a efectos prácticos se presupone que rendirá una serie de beneficios. Al margen de los económicos, cuya cuantía depende del recorrido del equipo en el torneo, se corta una tendencia frustrante que abarca un lustro. Dejar atrás cinco cursos mediatizados por el quiero y no puedo en el ámbito deportivo, a botepronto constituye una buena noticia. La afición estaría encantada de asistir a San Mamés los jueves para ver a los suyos medirse a rivales que, en función de su origen geográfico, también pueden alentar excursiones atractivas.

Las previsiones hablan de que será en agosto cuando se despeje una incógnita que merece un análisis más profundo. De reparar en el plano de la exigencia, la perspectiva cambia bastante si finalmente el Athletic ve su nombre inscrito en el panel de los participantes en la Conference. El sistema de la tercera competición europea en importancia es clavado al de la Europa League y arranca con una ronda de ajuste, cuyas fechas son el 24 y el 31 de agosto, para lograr el acceso a la fase de grupos, que comenzaría avanzado el mes de septiembre.

Huelga mencionar la trascendencia de superar dicha eliminatoria, máxime cuando se trata de un regalo, algo inesperado que asoma como un aliciente extra, así como una oportunidad de olvidar el mal regusto del ejercicio previo. De entrada, la pretemporada estaría enfocada a resolver ese par de encuentros frente a un rival presumiblemente de inferior categoría, pero acaso más rodado en esas fechas.

El Athletic se estrenaría en la Conference a caballo de la tercera jornada liguera. Abrirá el calendario doméstico el 13 de agosto con el Real Madrid en San Mamés. Una semana más tarde rendirá visita a Osasuna (qué casualidad más inoportuna), y antes y después de recibir al Betis jugaría por entrar definitivamente en la Conference. Posteriormente acudirá al campo del Mallorca y a continuación llegará el habitual paréntesis por los compromisos de selecciones. Luego los cruces serán con Cádiz, Alavés, Getafe y Real Sociedad. Alguno de estos coincidiría con la fase de grupos de la Conference.

La agenda descrita no guarda parecido alguno con la correspondiente al inicio del curso anterior, cuando al Athletic le tocaron en suerte cinco de los siete primeros partidos en casa y la mayoría de los adversarios fueron asequibles: Mallorca, Valencia, Cádiz, Espanyol, Elche, Rayo y Almería. De ello se valió para instalarse en el tercer puesto de la clasificación.

Las dudas razonables que ha dejado el proyecto de Ernesto Valverde, la escasa fiabilidad del conjunto, la irregularidad exhibida a lo largo de un itinerario donde encima contó con la inestimable ventaja que le otorgó el acopio de puntos realizado hasta octubre, invitan a la prudencia. Los síntomas de desgaste que en la segunda vuelta transmitió una plantilla que reúne un elevado cupo de gente veterana, de la que en general no cabe esperar que vaya a mejorar sus prestaciones, y la pérdida de un hombre básico como Iñigo Martínez, son otros apuntes que alimentan la inquietud que se citaba más arriba.

“RETO DIFÍCIL”

Hace exactamente un año Valverde declaró que afrontaba “un reto difícil”. Apoyaba la afirmación en tres cuestiones: era su tercera etapa en el banquillo del Athletic, los notables resultados que obtuvo en la segunda y la circunstancia de ser alguien “de aquí”. A día de hoy, aparte de la persistencia de esos tres factores, resulta imposible obviar los problemas que ha tenido el técnico para elevar las prestaciones del equipo.

No está el horno para bollos si hay que confiar en una transformación reparadora con un calendario sobrecargado desde agosto. Asimilar el tute derivado de la Conference sin que ello se deje sentir en las opciones rojiblancas en la liga, merecería catalogarse como un reto superior. La incorporación de Ruiz de Galarreta a modo de único refuerzo con cierto contraste en la categoría, más que un motivo para impulsar el optimismo en la calle, que buena falta hace, se antoja el mero reflejo de una precariedad que aconseja no albergar excesivas ilusiones. Europa tiene sentido si coincide con una etapa de pujanza, de lo contrario se convierte en un lastre. Ejemplos, los hay. Unos cuantos.

La pretemporada

Julio

6 Arrancan los entrenamientos

16 Chivas-Athletic Guadalajara

19 Necaxa-Athletic Aguascalientes

27 Racing-Athletic Cayón

Agosto

1 Celtic-Athletic Glasgow

3 Athletic-Eibar Sestao

6 M. United-Athletic Dublín

12 o 13 Athletic-Real Madrid Liga, 1ª jornada