Javier Iturriaga (Ciudad de México, 1983) hizo el viaje de regreso de su familia al País Vasco y fue captado para formarse en Lezama. Tuvo un paso efímero por el primer equipo y tampoco alargó su carrera deportiva. Se centró en el trabajo y hoy ejerce de ingeniero en el lugar donde nació.

¿Cómo le va la vida?

Llegué a México en 2017, había dejado el fútbol años antes y empezado a trabajar. Hice algunos proyectos y buscaba una experiencia a nivel internacional, como tengo la nacionalidad mexicana la empresa me destinó aquí. Vine con mi mujer y dos hijos y aquí nació el tercero, así que se repite la historia porque en los ochenta mis padres viajaron a México por motivos laborales ya con tres hijos y entonces nací yo.

Vive en la capital.

Sí, en Ciudad de México. Un monstruo de metrópoli con 23 millones de habitantes. Si no haces la vida a nivel de barrio es una locura, el tráfico es un caos y para ir a cualquier parte debes salir con mucha antelación. Pero también es una ciudad espectacular porque en realidad dentro de ella hay muchas ciudades distintas. El movimiento que hay te hace sentirte vivo.

¿Qué recuerdos permanecen de su etapa de futbolista?

Si me pongo a pensar solo me vienen cosas buenas. Desde que salí del Athletic me moví en otras categorías y entendí que era difícil volver a Primera. Cuando me retiré sentí cierta desilusión porque de joven apuestas fuerte por ser jugador, pero bueno, como ya estaba estudiando ingeniería pude elegir. Me centré en la carrera y creo que fue mi pensamiento más sensato.

Javier Iturriaga en la actualidad

¿Qué le dejó el fútbol?

Muchas experiencias bonitas. Saltar a San Mamés, los compañeros, el hecho de estar en forma, de sentirte sano, el entorno, Lezama, que era un centro espectacular,… Y, por supuesto, los valores que aporta el fútbol. Esto último es algo que en el Athletic se vive muy a gusto. Más que la competición, disfruté el día a día. Para lo otro hay que saber competir.

Una vez colgó las botas, ¿cuál fue su relación con el fútbol?

Recuerdo que al principio quise alejarme un poco, pero ahora diría que cada vez soy más apasionado. Sigo al Athletic, soy socio, nos juntamos en la Peña México Athletic Club para ver los partidos. Creo que estoy bastante al día de la marcha del equipo e ilusionado con la temporada. Como aficionado también atiendo el Mundial, un acontecimiento que en este país se vive muchísimo. La mexicana es una de las aficiones que siempre desplaza más gente a los mundiales.

¿Sigue el campeonato de clubes mexicanos?

No mucho, prefiero seguir al Athletic. A ver, es que el sistema aquí es muy distinto, hay una especie de liga de verano y otra de invierno que acaban en eliminatorias, que es la parte interesante. Durante lo que es la liga regular no estoy muy pendiente.

Pero puede contarnos algo del equipo que viene el domingo a San Mamés. Antes que nada, lo de “Chivas” a secas no es la forma adecuada de llamarlo.

No, es Las Chivas. El nombre oficial es Club Deportivo Guadalajara, pero se le conoce por Las Chivas y también como Rebaño Sagrado, esto es porque solo juega con futbolistas mexicanos. Es el segundo club del país por títulos ganados y nunca ha bajado a Segunda, aunque últimamente anda un poco de capa caída, y el que más seguidores tiene en el país. Llegó a fundar una especie de filial en Estados Unidos por la gran cantidad de emigrantes que hay allá. El clásico del fútbol mexicano lo disputan el América y Las Chivas. De algún modo, tanto Athletic como Las Chivas tienen razones para sacar pecho ante el fútbol del dinero.

Aludía a su filosofía y el paralelismo que cabría establecer con la que inspira al Athletic, pero a efectos prácticos son planteamientos muy dispares.

Teniendo en cuenta que México supera los 120 millones de habitantes, está claro que no es lo mismo que en Euskal Herria con unos tres millones. Este dato no se compensa ni con la facilidad que supone para el Athletic fichar, por ejemplo, un joven alavés y llevarlo a Lezama, mientras que acá si Las Chivas quiere a un chico de, digamos, Guajaca, la distancia respecto a Guadalajara son cinco horas en avión. Otro problema para Las Chivas sería que a veces no puede retener a los valores autóctonos al haber rivales con mayor poderío económico.

Volviendo al trofeo conmemorativo del 125 aniversario…

Voy a asistir a los dos partidos, al de San Mamés porque coincide que estaré en Bilbao por motivos laborales y al que en julio se celebrará en Guadalajara, para el que nuestra peña ha empezado a organizar un viaje desde la capital.

Así que verá en directo el Athletic-Las Chivas.

Sí. Me hace ilusión, soy el único mexicano que ha jugado en el Athletic. Esa ilusión es la que también se percibe aquí en México, hablo del sentimiento de la diáspora vasca. Piensa en la cantidad de gente que salió de Euskal Herria, por los motivos que fuera, y sigue manteniendo el contacto con sus raíces, con las tradiciones, viviendo acá en México, un país que ha sido acogedor con esas personas.

¿Se plantea instalarse en Bilbao en un futuro?

Mi mujer y dos hijos son bilbainos y mi familia está allí. Así que supongo que tarde o temprano volveré.