Parecía que esta vez, sí. Pero no. Parecía, después de dos partidos para el olvido, que el Athletic sería capaz de reencontrarse con la victoria, incluso de demostrar una mejoría en su juego, pero se quedó a medias en ambas cosas. Lo cual no es noticia, dicho sea de paso. De nada le sirvió adelantarse en el marcador en una jugada marca de la casa, fruto de una recuperación de balón en la salida del rival. Ni con esas. Al tanto rojiblanco, que llegó en el minuto 10 del encuentro, le siguieron unas muy buenas intenciones que se quedaron en eso, en intenciones. Cierto es que mantuvo al Granada encerrado cerca de su área, pero estos se defendieron sin grandes problemas. Fuegos de artificio del Athletic, que regaló dos goles en dos acciones y tuvo que remar contracorriente para salvarse, por los pelos, en la orilla. Claro que no pudo ganar e hizo lo que mejor sabe: empatar. Ya van ocho en catorce encuentros. Demasiados. Así, a ninguna parte.La comedida revolución de Marcelino García Toral, que sentó a Iñaki Williams por segunda vez este curso -la anterior fue frente al Rayo Vallecano en un encuentro en el que introdujo hasta seis caras nuevas- y a Alex Berenguer para dar entrada a Oihan Sancet y Nico Williams, tuvo un inicio más o menos esperanzador. Pero resultó a todas luces insuficiente. Quizá el equipo necesite más caras nuevas. Lo que es seguro que precisa es más fútbol; y con Dani García y Vencedor la cosa da para lo que da. Respondió el más joven, como viene siendo habitual, mientras el primero se desesperaba. Como era de esperar, el equipo mejoró con la entrada de Zarraga, que pide más minutos. Y, si son de calidad, como los de anoche, mejor que mejor. Ante equipos replegados, y más jugando en San Mamés, no suena tan descabellado prescindir de Dani García, cuyas virtudes son otras, mucho más físicas que técnicas.

“Creo que hoy ofrecimos un caudal ofensivo suficiente para meter más goles”, aseguró Marcelino tras el encuentro. Quizá tenga razón el técnico, entre otras cosas porque el Athletic buscó el tanto con bastante más ahincó que su rival, pero no es menos cierto que cuando se alcanzó el minuto 70 de juego las estadísticas reflejaban un balance de tres disparos a puerta del Granada por uno solo del Athletic. El larguero evitó que el conjunto rojiblanco pusiera antes la igualada en el marcador al rechazar un disparo lejano de Raúl García, pero el partido tampoco pasará a la historia por las grandes paradas de Maximiano, algo que sí sucedió en el encuentro frente al Espanyol, en el que Diego López se erigió en el héroe de su equipo.

Ahora, a la espera de que se dispute el resto de la jornada, el Athletic puede ver cómo el tren de Europa se le escapa hasta los seis puntos. Lo que dos semanas atrás parecía un camino fácil para asentarse en los puestos nobles, con partidos ante Cádiz, Levante y Granada, ha terminado por ser una especie de pesadilla que ha acabado con el conjunto rojiblanco inmerso en un mar de dudas tras cosechar únicamente dos de los nueve puntos en juego.

De anoche se puede extraer alguna cosa positiva, como el amor propio exhibido por el equipo en el tramo final, en el que buscó la remontada con más corazón que cabeza, con varias llegadas y hasta cuatro disparos a puerta en solo 20 minutos, o la electricidad de Nico Williams y los buenos minutos de Zarraga. Pero poco más. Ocho empates son demasiados. Así, no se va a ninguna parte.

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Son los empates del Athletic en sus catorce primeros encuentros de liga, lo que le sitúan como el conjunto que más igualadas logra del campeonato, hecho que es extensible a las cinco grandes ligas europeas. Marcelino ya ha empatado más de la mitad de sus partidos ligueros con el Athletic, 18 de 35.