La plantilla del Athletic regresa esta tarde, desde las 19.00 horas, al trabajo en las instalaciones de Lezama después de gozar ayer domingo de una nueva jornada de descanso. Y el colectivo de Marcelino lo hace con un evidente mono de fútbol, ya que acumula 16 días sin competir, que serán seis días más hasta este sábado, cuando se mide en San Mamés al Villarreal. El conjunto rojiblanco, por tanto, se ha visto abocado a una especie de mini pretemporada de tres semanas de duración debido al caprichito de los que mandan, que ha generado el aplazamiento del compromiso que el Athletic debería haber disputado este pasado fin de semana en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid y que no tiene aún nueva fecha programada. Lo cierto es que el equipo bilbaino cerrará la novena jornada de LaLiga Santander -hoy se disputan los dos encuentros que restan, Alavés-Betis y Espanyol-Cádiz- situado en la zona media con un partido menos y con el foco puesto únicamente en el exigente choque del sábado ante un Villarreal que ayer domingo cayó ante Osasuna en el Estadio de la Cerámica y que llegará a Bilbao tres días después de jugar en Berna ante el Young Boys dentro de la Champions League.

Marcelino prepara con mimo la rentrée con la competición doméstica, consciente de la transcendencia del encuentro ante uno de sus exequipos y de la necesidad de hacer caja en las siguientes cuatro jornadas como antesala del nuevo parón competitivo de noviembre. Cuatro duelos que se comprimen en dos semanas tras padecer un descanso forzoso de 22 días, lo que ocasiona cierta incertidumbre sobre el punto de forma que asomará en los leones, que se saben más competitivos a base de acumular minutos. También hay quien detecta beneficios en esta larga parada técnica, sobre todo a la hora de sumar carga de trabajo en los hombres que sufrían determinadas molestias o que vienen de dolencias cercanas, como son los casos de Yeray, Oihan Sancet y el mismo Asier Villalibre, lesionado tras el choque ante el Rayo Vallecano y que podría llegar a tiempo para entrar, por lo menos, en la lista de convocados para hacer frente al submarino amarillo, que sacó un punto de La Catedral el pasado curso, ya con el asturiano en el banquillo rojiblanco.

El Athletic, reanimado por su triunfo sobre el Alavés el pasado día 1, quiere dar un tirón para apuntalar su candidatura a los puestos europeos aunque reste por delante todo un mundo. El Villarreal supone toda una prueba de fuego, ya que el conjunto de Unai Emery es uno de los equipos más reconocibles de la liga, aunque deja der ser el único invicto y es también el que más empates ha firmado, cinco, junto al Levante. Así las cosas, Emery podría llevar a cabo algunas rotaciones en San Mamés después de que su equipo haya jugado con 72 horas de antelación en tierras suizas. El Athletic no tendrá apenas tiempo para digerir ese partido, ya que pasados tres días rinde visita al Espanyol, que esta noche recibe al Cádiz y que en su anterior comparecencia en Cornellà batió al Real Madrid. Una semana intensa a la que la guinda la pone el derbi en Anoeta, la noche de Halloween, ante una Real Sociedad que se ha alzado con el liderato aunque con un partido más que Real Madrid, Atlético de Madrid y Sevilla, sus más inmediatos seguidores. El conjunto donostiarra atraviesa por un gran momento, cuenta con la sensible baja de Mikel Oyarzabal y recibe a los de Marcelino con dos días menos de descanso, ya que el jueves precedente juega en Balaídos ante un Celta que ayer hincó la rodilla en su feudo frente al Sevilla. El círculo de esta nueva tacada lo cierra el encuentro que el Athletic disputará en San Mamés el primer fin de semana de noviembre ante el Cádiz, que ya sorprendió, en doble inferioridad numérica, la pasada liga en Bilbao a los leones, que se resarcieron en la segunda vuelta con goleada en terreno ca dista.

Próximas cuatro jornadas