Yuri soplará este miércoles las velas por su trigésimo primer cumpleaños a las puertas de una nueva cita para la historia como lo son las semifinales de Copa que arrancan el jueves con el partido de ida ante el Levante. Sin embargo, en un año marcado por la pandemia y el pandemiadichoso coronavirus que tanto le ha afectado, lo más importante es saber cómo se encuentra. No obstante, hace apenas dos semanas no pudo jugar un partido como consecuencia del covid-19.

La primera pregunta es obligada, ¿qué tal está?

-Me encuentro bien. Sé que mucha gente se lo pregunta, pero ahora mismo estoy bien. Es verdad que no lo he pasado muy bien durante esta temporada después del covid. Está siendo una campaña complicada porque no estoy teniendo continuidad. Pero bueno, ya una vez superado todo espero no parar, jugar lo máximo posible y sentirme a gusto conmigo mismo para poder ayudar al equipo.

Se conoció su positivo por covid-19 el 9 de octubre, volvió al grupo trece días después pero varios meses más tarde aún sigue sufriendo sus efectos. Sin ir más lejos, el pasado 25 de enero no pudo jugar ante el Getafe por un síndrome vertiginoso. ¿Cuánto le preocupa esta situación?

-En los momentos en los que me pasa, mucho. Porque al final no le encuentro explicación a lo que me pasa. Ahora me encuentro en plenitud, pero hay momentos puntuales en los que cuando me pasa me entra el miedo en el cuerpo. Pero bueno, es con lo que me toca vivir. Al final, hasta que me digan realmente qué es lo que me está pasando o me ha pasado no lo voy a saber exactamente. Pero ya te digo, es agua pasada. Ahora me encuentro bien. Es verdad que el tema de los vértigos me ha dado mucha lata, en su día también cuando hacía esfuerzos había momentos en los que me solía marear bastante.

¿Qué le trasladan los médicos?

-Tuve alguna cita con neurólogos y gente que está en ese mundillo y me dijeron que también era algo nuevo para ellos, que habían descubierto varios casos como el mío y que lo estaban investigando porque es reciente. Cuando sepan algo más me lo contarán con exactitud.

¿Le sucede únicamente cuando realiza ejercicio físico o también ha sufrido episodios similares estando tranquilo en su casa?

-En su momento, después de los diez días que pasé confinado en casa, una vez di negativo, había días en los que salía con mi mujer y mi hijo a dar un paseo y había momentos puntuales en los que me mareaba un poquito, me entraba ese punto de agobio también y la verdad es que no me sentía muy bien. Pero ese tema lo tengo más olvidado, porque hace ya tiempo que no me pasa, ni siquiera entrenando, que es algo que sentía frecuentemente. El tema de los vértigos es verdad que últimamente me está dando un poquito más de lata, que es una cosa nueva para mí

Hablemos de cosas más agradables. El partido de mañana es importantísimo, aunque desde fuera parece que se está subestimando al Levante. ¿Lo cree así?

-Hay que ser realistas. Antes del sorteo todos queríamos al Levante, pero poniéndome en la piel de ellos yo creo que también querían jugar contra nosotros. Es verdad que es un equipo que se nos da bien, pero al margen de eso, en el vestuario nos lo tomamos muy en serio. Sabemos que es un equipo que en los últimos 20 partidos ha perdido solo dos y eso son unas estadísticas muy muy buenas. Están en un gran momento, por encima de nosotros en la clasificación y vendrán a plantearnos un partido muy difícil para llegar con oportunidades a su campo.

Ya que ha hablado de ello, Marcelino reconoció también que quería que le tocara el Levante y le llovieron las críticas por ello. ¿Las considera exageradas?

-Sí. Bueno. Dio su punto de vista, su opinión. Hay que respetar lo que cada uno opina. Y estoy convencido de que su entrenador también ha pensado lo mismo. Sabemos que tanto el Sevilla como el Barcelona son dos equipazos, están en una racha muy positiva y son muy fuertes. Va a ser un partido de tú a tú, muy igualado. Pero nuestro entrenador expresó lo que sentía y hay que respetar lo que uno piensa.

El Levante viene de ganar al Madrid, al Villarreal en el último suspiro de la prórroga en los cuartos Copa. Tendrán la moral por las nubes, no es para menos. Aunque ustedes tampoco tienen motivos para no estar bien anímicamente.

-No, no. Está claro. Va a ser un partido muy interesante entre dos equipos que llegan en un buen momento a estas semifinales. Tenemos ante nosotros otra oportunidad de poder disputar una nueva final de Copa, que sería la segunda en un mismo año, algo histórico. Y lo queremos conseguir. Pero primero hay que dar pequeños pasos, ser fuertes en casa y llevar la eliminatoria a Valencia igualada para poder sacar algo positivo de allí. A favor tenemos la experiencia del año pasado en Granada. Estamos entrenando muy bien, preparando bien el partido y creo que el equipo va a dar la cara. Le veo con muchísima confianza en estos momentos.

Si algo están demostrando, al menos en el torneo del K.O. es que capacidad de sufrimiento tienen de sobra. Parecen invencibles. ¿Eso se entrena?

-Eso no se entrena. Va en el ADN de cada equipo. No es casualidad que nosotros entre los minutos 85 y 90 hayamos conseguido goles importantes. Eso va con nosotros, con la garra que tiene este equipo, con no darse nunca por vencido. Hay que luchar siempre hasta el último minuto, porque en el fútbol nunca sabes lo que puede pasar. Una sola jugada te puede cambiar el partido a favor o en contra. Nos caracterizamos por eso, por presionar al rival, no dejar de luchar hasta el final y muchas veces obtenemos lo que merecemos. Hay varios ejemplos de que nunca hay que rendirse y que el fútbol va más allá del minuto 90.

En las últimas horas, desde el entorno del Levante les han señalado como favoritos, trasladándoles a ustedes toda la presión.

-Imaginaba alguna cosa así. Cuando nos tocó el Levante sabía que nos iban a dar no sé si como favoritos, pero sí algo así. Es una manera en la que ellos se quitan un poco la presión. Nosotros tenemos gente que ha jugado finales, algunos que han disputado varias, y esa experiencia nos puede venir bien a nosotros. Al final conocemos la competición, dominas un poco más los tiempos del partido y eso quizá juega a favor nuestro. Pero no nos tenemos que relajar porque ellos tienen un gran equipo, mucho potencial y están jugando muy bien.

Le invito a echar la vista unas semanas atrás, al momento en el que despidieron a Gaizka Garitano. Creo que no fue un día fácil para usted, ya que le debe muchas cosas al técnico de Derio.

-Sí. Todo el mundo lo sabe y así me he expresado en todas las entrevistas siempre que me han preguntado por él. Es un entrenador que cuando me llevó al Eibar yo no estaba en una situación fácil. Estuve a punto de dejarlo. Como última oportunidad tuve la suerte de poder tenerle a él en el Eibar y fue él quien impulsó otra vez mi carrera deportiva. Le estoy muy muy agradecido. Pensaba que no iba a coincidir nunca más con él y lo hicimos en el Athletic. Han sido dos años fantásticos junto a él. Los jugadores le debemos muchísimo, y el club. Vino en una situación complicada que pensábamos que iba a acabar de la peor manera posible. Creyó mucho en nosotros y con su ayuda y la de su cuerpo técnico conseguimos enderezar el rumbo. Le deseo muchísima suerte allá donde vaya. Aquí tiene un amigo para siempre y siempre le voy a estar agradecido, claro que sí.

¿Qué queda en el actual Yuri Berchiche del que se marchó a Londres y dejó Bilbao atrás hace catorce años?

-Hay muchísimas diferencias. Con el paso del tiempo, con las experiencias que te tocan vivir, uno va cambiando y aprendiendo. Pasas por buenos y malos momentos y a mí me ha tocado vivir de todo. Me fui de Bilbao en mi primera etapa bastante mal, con una sensación bastante agridulce. Fui a Inglaterra, donde no me salieron las cosas como yo esperaba. Era un chico bastante desordenado, impulsivo y en su día me pasó factura. La edad, la experiencia. Uno va aprendiendo de todas esas vivencias. Con los años he ganado en madurez, en ser más tranquilo en el terreno de juego, en tomar mejores decisiones tanto dentro como fuera del campo. Y todo eso me ha llevado a ser hoy en día una persona bastante familiar, tranquila. Desde que cambié, creo que las cosas me han ido muchísimo mejor.

Eso sí, el carácter en el campo no lo ha perdido.

-Eso es innegociable. Como lo que te he dicho antes del ADN. Eso va conmigo. Sí es verdad que muchas veces sigo siendo impulsivo, pero en comparación a lo que era, he cambiado muchísimo.

En la campaña 2016-17, la última que jugó en la Real, ofreció un gran nivel de juego. Entonces le situaban entre los mejores laterales zurdos de LaLiga. Como ahora. ¿Cree que su nivel actual es mejor que el que ofreció entonces?

-Es verdad que la energía que tenía aquel año en la Real no la he vuelto a tener. Esa temporada cada vez que salía al campo me creía invencible. Físicamente me encontraba de una manera increíble desde el minuto uno hasta el 90. Y bueno, es verdad que el año pasado también tuve esa sensación de saltar al verde, disfrutar y de creerme superior a los rivales. Pero hoy en día he mejorado en lo que es el juego, en entenderlo mejor. Antes cogía la pelota y empezaba a correr como una cabra loca. Esa pausa que tengo ahora a la hora de relacionarme con el juego, con los compañeros, me hace ser un jugador diferente al que era hace cuatro años. A mí me gusta más cómo juego ahora porque entiendo mejor el juego. Antes tenía más energía. La edad te limita un poco, tenía 27 años y se nota en la recuperación. Pero llevo unos cuantos años que estoy disfrutando del fútbol. Ojalá siga así.

En el Athletic, eso sí, no lo ha tenido fácil. Le costó arrancar con Eduardo Berizzo, luego arrastró problemas en el hombro, también de pubis. Se habló incluso de que alguna de esas dolencias le obligaría a pasar por el quirófano, aunque finalmente lo evitó. ¿A día de hoy sigue arrastrando algún problema derivado de dichas lesiones?

-Del pubis sí. Me sigue dando guerra. No sé lo que voy a tener que hacer el día de mañana. Por ahora estoy aguantando así, pero es verdad que me está dando muchísima guerra. Hay semanas en las que estoy mejor que otras, pero bueno, por ahora lo aguanto. Lo que no quería este año era parar, ni mucho menos, porque era un año muy interesante con la Supercopa, la final de Copa. Este año no me lo quería perder por nada del mundo. No sé si el día de mañana tendré que pasar por el quirófano o no. Con respecto a los hombros pensaba que iba a tener más problemas.

Desde fuera la sensación era esa.

-Sí, sí. Es verdad que los primeros dos o tres meses cada vez que tenía que sacar en largo de banda me daban latigazos, no tenía fuerza. Pero ahora prácticamente ni me acuerdo del tema de los hombros. Estoy bastante contento porque por lo que me han dicho suelen dar bastantes problemas. Voy a tocar madera para que sigan así.

Hace pocos días fue noticia en las redes después de que una cadena de televisión se hiciera eco de que en ocasiones hablan en euskera en el terreno de juego. Hasta le acusaron de facha después de que se malinterpretaran unas palabras de Gabriel Rufián y Pablo Iglesias. ¿Qué tiene que decir al respecto?

-Metí la pata hasta el fondo. Pensaba que le estaban criticando a Iñaki (Williams) por hablar en euskera. Por no haberlo leído de una manera correcta escribí lo que escribí. Me tengo que comer mis palabras, me equivoqué. Pero de esto también se aprende. La siguiente vez será mejor no decir nada para no meterme en un jardín.