Marcelino García Toral ha caído de pie en Bilbao. Lo suyo ha sido llegar y besar el santo. Olvidada está ya por completo, como si formara parte de un pasado muy lejano, la derrota sufrida en su estreno frente al Barcelona. No es para menos. El título de la Supercopa, cómo y ante qué rivales se ha logrado, bien lo merece. La mano del técnico asturiano se hizo notar con timidez en el día de su debut en el banquillo rojiblanco, el pasado 6 de enero, pero se vieron muchas de las ideas de su libreto ante el Real Madrid en las semifinales y en la final contra el conjunto azulgrana. El equipo le ha recibido con los brazos abiertos y este no dudo en agradecer el lunes tanto en el Ayuntamiento como en el edificio de la Diputación Foral de Bizkaia, las muestras de cariño recibidas.

"Quiero darles las gracias a las personas que confiaron en mí para dirigir este bonito proyecto. Un gran reto, ilusionante. A los futbolistas por haberme recibido de la forma en que lo hicieron y por darnos toda su profesionalidad y, lo que es más importante para las personas, todo su cariño. Demostraron que son muy grandes. Todos nos sentimos orgullosos de ellos. Muchísimas gracias a los bilbainos, a los vizcainos, por habernos recibido con respeto, con cariño. Intentaremos corresponder a ese recibimiento. Por dedicación y trabajo no va a quedar", expuso el asturiano.

Este recordó el impulso que su carrera ha tenido en un abrir y cerrar de ojos: "La vida a veces es muy difícil de explicar. Hace 15 días estaba en Gijón tranquilamente. Dos semanas después me encuentro aquí siendo campeón de la Supercopa contra rivales increíbles, jugando dos partidos extraordinarios y haciéndome disfrutar a mí, a mis compañeros y a mi familia como hace mucho tiempo". Eso sí, lejos de conformarse con el título de la Supercopa, demostró ambición de cara a lo que está por venir. "Hemos dado un paso. Nos toca seguir remando para ganar el próximo partido y llegar a final de temporada con algún éxito más. Lo intentaremos con todo nuestro sacrificio y esfuerzo", enfatizó.

Además, Marcelino dijo, pese al poco tiempo que lleva al frente de la nave rojiblanca, ser consciente de lo que el Athletic. "Sentimos no poder disfrutar con la afición este éxito, que la verdad, puede considerarse como un título menor, pero la entidad de los rivales a los que nos enfrentamos y a los que ganamos merecidamente, nos vale para darle un valor mayúsculo", agregó.

El presidente Aitor Elizegi, quien encabezó la representación rojiblanca en los actos matinales del lunes, se refirió en primer lugar "a todos los athleticzales", quienes se mostró confiado en que "estarán orgullosos y contentos". "Siempre hemos tenido claro que este es el camino. Ellos así lo han querido. Todos lo tenemos claro", apuntó.

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Recibimiento del Ayuntamiento de Bilbao al Athletic tras ganar la Supercopa

El máximo mandatario del club se deshizo en elogios hacia los cinco capitanes que le acompañaron en el Ayuntamiento y en la Diputación, a quienes se dirigió, en algunos casos, con diminutivos: "Con Iker Muniain a la cabeza, un ejemplo para todos estos jugadores, alguien que ha cogido el testigo y lleva el brazalete con todo el derecho del mundo porque es capitán fuera y dentro del terreno de juego. Y por supuesto, quién no admira los valores que representa Raúl, los que representa Balentzi, los que representa el que mete el golazo ese que entra por la escuadra, y sobre Demar, como me podría extender toda una mañana completa, no lo haré. Simplemente decir que es otro gran capitán".

Recibimiento de la afición en Lezama. Fotos: Pablo Viñas

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Recibimiento de la afición en Lezama

Precisamente, el capitán, Iker Muniain, aseguró que el título de la Supercopa sirve para "tener presente la grandeza de este club, el Athletic". "Seguiremos trabajando para conseguir más títulos. Por ambición y trabajo no va a ser. Ojalá podamos disfrutar con nuestra afición todos juntos", concluyó el futbolista navarro, que no le quitó ojo al trofeo.