Mestalla pareció el escenario ideal para compensar el patinazo de la jornada anterior, escalar en la tabla y asentar el ánimo. Fue así durante largas fases del cruce con un Valencia patético, atenazado por el miedo. De hecho, el Athletic tuvo la victoria en la mano a diez minutos del final, pero como sigue abonado a la impericia se dejó empatar en una acción donde encadenó tres errores, un monumento al despropósito que refleja la inestabilidad en que lleva sumido meses. Hasta pudo volverse de vacío a Bilbao, pues la última oportunidad fue local, algo que hubiese sido insoportable, si es que no lo fue ver cómo rescataba de sus miserias al disminuido grupo que dirige Javi Gracia, a quien desde el verano le han caído encima diez años.

La sobremesa discurrió en un continuo sobresalto por más que el Athletic quiso gobernar en el arranque de ambos períodos y en general se las apañó para mantener a raya al rival. No era preciso bordar el fútbol, dado que la autoestima del Valencia está bajo tierra. Era suficiente con imprimir intensidad y proyectarse en ataque para inclinar el campo hacia el área de Doménech, la zona donde sus compañeros se parapetaban sin rubor lo mismo con el empate inicial, que con ventaja en el marcador y hasta con empate a un gol. Consciente de que carece de mimbres para dominar, el Valencia fía su suerte a la contra y al tacto de Soler en el balón parado. Un repertorio tan escueto que se neutraliza con una pizca de concentración, pero los rojiblancos siguen acumulando pifias que pagan carísimo.

Sería muy fácil, pero también muy simplista, explicar el marcador aludiendo a las concesiones. Sin cuestionar su influjo, existen otras razones detrás del desperdicio de esta gran oportunidad para salir del atolladero. Así, no cabe obviar que ayer el Athletic volvió a cargar con la penitencia de la paupérrima aportación de Williams, Muniain y Berenguer, en teoría los designados para establecer diferencias o al menos dotar de sentido al trabajo colectivo, sobre todo frente a un enemigo deprimido por la descapitalización de su plantilla. Ni siquiera el penalti cobrado por el capitán salva a un trío habituado a arruinar multitud de jugadas con pérdidas absurdas que incrementan la carga de trabajo del grupo.

Bien está que Yuri y Capa, en especial el primero y luego también De Marcos, percutan por los costados, que Villalibre aproveche lo poco decente que le cae y que los hombres que sujetan la estructura respondan, aunque a veces pequen de precipitados. Es el caso de Yeray, autor de una falta innecesaria que dio origen a la igualada definitiva, o de Simón, que salió a por mariposas, o de quien corresponda por permitir que Vallejo estuviese más solo que la una en el segundo palo para cabecear a puerta vacía el envío de Soler. Todo esto ocurrió cinco minutos después de que Raúl García certificase la remontada desde el punto de penalti. Detalles, se dirá. Sí, pero no son de recibo y provocaron que Garitano sacara un tercer central, Nuñez, porque se temía lo peor. Terminar así, dando metros y balón a un Valencia que buscó el milagro después de arrastrarse hora y media, da una idea aproximada del estado real del Athletic.

Los jugadores, desmintiendo la percepción del entorno, dirán entre semana que no es para tanto lo que sucede, sin embargo con su rendimiento demuestran hasta qué punto se ha rebajado la fiabilidad del equipo. En detrimento de Vencedor, Garitano apostó de salida por Dani García a fin de frenar la velocidad de Guedes, Vallejo y Musah. El recambio cumplió a secas, contó con la ayuda de Vesga, que se la jugó con tarjeta, y se vio implicado en el penalti que adelantó al Valencia. Con Unai López, el Athletic ganó en soltura, pero los que deben enredar entre líneas siguieron negados. En concreto, Williams pide a gritos un respiro para aclarar la cabeza.

Al descanso cabía dudar de las probabilidades del Athletic, pero pronto se vio al Valencia conforme con proteger el gol de Soler. No le da para más. Ganaba sin proponer algo con un mínimo de fuste, de modo que debió pensar que para qué discutir el mando; total, a una mala ya caería otro regalo. Estaba en lo cierto, pero en medio recibió dos goles y comprometió seriamente su suerte.

DE GANAR, PERO€

Asistir al empuje rojiblanco con el 1-0 fue un ejercicio de fe, no apto para gente con la presión arterial alta, ni para los templados, ni para los pusilánimes. O sea, desaconsejable para todo cristo. El Valencia, tripa arriba, y el Athletic que iba e iba, pero no creaba peligro. Tras un tiro de Unai López repelido por el portero que Williams, en flagrante fuera de juego, empujó a la red, pasaron diez minutos hasta que Yuri apuró y su servicio raso lo embocó Villalibre anticipándose a los centrales. La dinámica posterior, idéntica. Era partido de ganar, sin discusión, pero la ensalada de imprecisiones amenazaba con desembocar en unas tristes tablas.Se supone que en busca de algún revulsivo, Garitano prescindió del ariete, acaso desgastado, de lo contrario no se entiende, y el cambio fue oportuno para asegurar la presencia de Raúl García en la ejecución del penalti. Por cierto, chutó mal y Doménech casi lo saca con las piernas. Estaba hecho, visto lo visto debería estarlo, pero entonces se produjo la jugada ya relatada y el temor a perder cambió de bando. El final aportó otra ración de incertidumbre y perplejidad, pero sin pasar a mayores. Vallejo empalmó mal el coletazo del Valencia y el pitido del árbitro se recibió con alivio y resignación. Perdonar tanto perpetúa una desazón que empieza a ser consustancial a este Athletic.

VALENCIA: Jaume, Wass (Min. 72, Correia), Gabriel, Diakhaby, Lato, Racic, Soler, Yunus (Min. 59, Cheryshev), Guedes (Min. 72, Jason), Vallejo y Maxi Gómez.

ATHLETIC: Simón, Capa (Min. 67, De Marcos), Yeray, Iñigo Martínez, Yuri, Dani García, Vesga (Min. 46, Unai López, Williams, Muniain (Min. 84, Unai Nuñez), Berenguer y Villalibre (Min. 77, Raúl García).

Goles: 0-1: Min. 26; Soler, de penalti. 1-1: Min. 55; Villalibre. 1-2: Min. 79; Raúl García, de penalti. 2-2: Min. 83; Manu Vallejo.

Árbitro: Del Cerro Grande (Colegio Madrileño). Mostró tarjeta amarilla a los locales Maxi Gómez y Jason, y a los visitantes Vesga, Dani García, Unai López, Berenguer, Yeray y Raúl García.

Incidencias: Partido correspondiente a la decimotercera jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio de Mestalla sin público en las gradas.