La alineación del Athletic es un compartimento estanco, o casi. De ahí que para referirse a la fisonomía del equipo sea pertinente utilizar el singular. Hablar de alineaciones desvirtuaría la realidad. Para Gaizka Garitano, prácticamente la totalidad de las demarcaciones poseen dueño y rara vez no figuran en el once de salida estando aptos para jugar. Es un método para gestionar la plantilla que impuso desde que accedió al cargo y que hoy sigue vigente. Hay ocho futbolistas con los que ha contado en la inmensa mayoría de los encuentros desde que sucediera a Eduardo Berizzo, a los que se agregó Unai Simón a partir del arranque de la campaña 2019-20. Las variantes se han localizado en dos puestos, uno en la media, donde paulatinamente se ha asentado Unai López, y el otro en el ataque, con Córdoba como principal baza, pero sin los privilegios del resto.

El criterio de Garitano persiste inmutable este curso pese a los resultados y las sensaciones. Simón, Capa, Yeray, Iñigo Martínez, Yuri, Dani García, Unai López, Williams, Raúl García y Muniain, son fijos en la pizarra. Berenguer y Morcillo se disputan la última plaza. Asociar el abrumador protagonismo de este bloque con la mala trayectoria del equipo parece bastante razonable, sin embargo la opinión del responsable es otra. Atendiendo a los datos de las ocho jornadas, a su juicio no hay en la plantilla alternativas de fuste para suplir a sus hombres de confianza. Vamos, que no ve soluciones fuera de su equipo tipo, prefiere seguir con los mismos aunque estén fuera de forma, desacertados o confusos.

Por lo que sea varios de ellos no están finos y vienen actuando por debajo del nivel que dieron en etapas anteriores. No se trata de una cuestión de gustos, de filias y fobias, basta con analizar las aportaciones partido tras partido para concluir que su estado se aleja del idóneo y repercute en el funcionamiento del colectivo. Pero Garitano, erre que erre, insiste sin que afloren síntomas de recuperación.

El problema que plantea este inmovilismo es que el panorama empeora según corre el calendario. Al margen de que el equipo no levante cabeza y se esté complicando la vida, sucede que aquellos elementos que pudieran aspirar a tener minutos malamente responderán el día en que al entrenador se le ocurra abrir la mano, saltarán al césped sin ritmo, sin confianza, más desenganchados de la competición a cada semana que pasa.

La reflexión anterior, fácil de captar, es aplicable por ejemplo al caso de Ander Capa. El lateral ha hecho pleno, ocho titularidades, y solo ha dejado de jugar cuarenta minutos. Su recambio teórico con De Marcos de baja, Lekue, lleva cinco minutos. El significativo contraste se entiende peor al comprobar que Capa no está siendo ni la sombra del tipo que cumplía atrás, percutía con decisión y servía buenos centros al área.

Williams y Muniain

Más casos. Hace ya semanas que el dedo acusador señala a Williams y Muniain, acaso por ser quienes marcan diferencias, a decir de los portavoces autorizados del club, y también los que más cobran, factor que en las duras redobla la presión. Ambos están decepcionando sin que su jerarquía se resienta demasiado, aunque Muniain haya salido de suplente en dos ocasiones. Pero últimamente, las miradas se centran asimismo en Dani García y Raúl García, fundamentales en el esquema de Garitano.

Las críticas al guipuzcoano inciden en su pobre contribución con la pelota, un aspecto que no había pasado desapercibido y él compensaba con su productividad en la contención. Centrocampista de cierre, reúne los requisitos que el técnico quiere: especialista en la disputa y el corte, sabe leer el juego rival, es tácticamente fiable y barre la zona a fin de facilitar la tarea de los centrales. Es su cometido, pero no lo está realizando con éxito. No acaba de coger la forma y además, debido a la fragilidad del conjunto, falla en exceso, se le agolpa el trabajo, no da abasto. Cómo será la cosa que en los dos últimos partidos ha sido relevado. De algún modo, hasta Garitano ha tenido que dar su brazo a torcer y prescindir de los servicios de Dani García ante Sevilla y Valladolid. El sustituto ha sido Mikel Vesga. Unai Vencedor, con un perfil distinto, más creativo, era quien ocupaba ese puesto en el filial y permanece inédito. Ni diez minutos suma.

A Raúl García se le han apagado las luces. Los quince goles que firmó la campaña anterior han desembocado en sequía: cero desde septiembre. Por supuesto ha sido titular en todos los partidos, casi siempre como enlace pero también escorado a la derecha o de ariete. Lo cierto es que al mismo tiempo que conversa con el club para ampliar contrato, el rematador más acreditado no carbura como solía, en muchos partidos ni siquiera ha estado cerca del gol.

Al igual que ha ocurrido con Dani García, el navarro fue cambiado en las jornadas más recientes. Sorprende que con las urgencias que se cernían sobre el equipo y la delicada situación personal y profesional de Garitano, fuese justo en esos partidos cuando prescindió de esta pareja de intocables. Comprobado que los cinco hombres aludidos no están a punto, ni por asomo, solo queda por saber si volverán a ser titulares contra el Betis.