Han pasado nueve años desde que abandonó el banquillo de San Mamés, pero Joaquín Caparrós (Utrera, 1955) no olvida lo que significó para él dirigir al conjunto rojiblanco entre 2007 y 2011. Convencido de que la vuelta de LaLiga ayudará a una sociedad golpeada por el coronavirus, se marca como reto clasificar a Armenia por primera vez para un Mundial y admite tener buenas referencias sobre los cachorros Nico Williams y Nico Serrano, quienes formarán parte del Bilbao Athletic la próxima campaña.

¿Cómo se encuentra de salud?

—Bien, gracias a Dios estoy bien.

Con la desescalada en marcha, el fútbol está cada vez más cerca de volver. ¿Lo celebra?

—Sí, es bueno. No tienen que ser todo noticias negativas. Hace falta alegría y la da el fútbol. A pesar de que los partidos serán a puerta cerrada, todo el mundo va a estar conectado y cuando te encuentres con los amigos por la calle se darán ya otras conversaciones. Hay que ir cambiando la mentalidad poco a poco y pensar en positivo.

Hay, además, quienes piensan que es solo ocio y entretenimiento, pero muchos trabajos dependen de que el balón vuelva a rodar.

—Está claro. El fútbol es una industria que mueve mucho dinero a nivel nacional y hay que moverse. Son muchos los puestos de trabajo que, directa o indirectamente, han notado cómo ha estado el fútbol y el país en los últimos meses.

¿Cree que se podían haber retomado antes los entrenamientos?

—A lo mejor sí. Los clubes tienen servicios médicos exclusivos para plantillas de 25 o 30 jugadores y ciudades deportivas habilitadas para ellos, por lo que se podía haber empezado antes con los entrenamientos individuales. A los propios futbolistas, probablemente, les hubiera venido bien mentalmente, aunque siempre hay que hacer caso al sector sanitario.

Algunos jugadores, sin embargo, se han mostrado reacios a retomar la actividad por temor al contagio. ¿Lo entiende también?

—Sí, entiendo al deportista y a su entorno, porque todo el mundo puede tener y sentir miedo. Pero también lo pueden tener los que trabajan en un supermercado, los repartidores y no digamos ya en la sanidad los médicos, celadores, servicios de limpieza, etc. El que ha tenido que retomar el trabajo lo ha hecho. El miedo no se va a ir de la noche a la mañana y habrá que ir cogiendo confianza poco a poco a medida que el virus vaya a menos.

El objetivo es reanudar LaLiga el 12 de junio con todo un Sevilla-Betis.

—Sería buena señal. La competición volvería en una situación muy especial y con un derbi muy distinto. Se pondría así todo en marcha, que es lo más complicado, y significaría que a nivel social vamos avanzando y venciendo al bicho.

Será un fútbol muy distinto al habitual al jugarse a puerta cerrada hasta nueva orden.

—Va a cambiar mucho. La opción de realizar cinco cambios por partido puede influir en el juego y el arbitraje es posible que varíe también, porque por mucho que los árbitros digan que no se dejan influir, al final son humanos. Los equipos, por su parte, tendrán que adaptarse lo más rápido posible al tener en juego tres puntos importantes desde el primer momento y creo que pueden darse sorpresas, porque este nuevo escenario les puede ir bien a unos y mal a otros. Los que mejor consigan adaptarse tendrán mucho ganado.

Hay jugadores que rinden mejor en los entrenamientos que en los partidos. Por ahí puede darse alguna sorpresa también.

—Así es. Cuando jugaba de chaval recuerdo que un entrenador nos decía que había tres tipos de futbolistas: de competición, de entrenamiento y de partidos amistosos. Los técnicos, en ese sentido, tendrán que hacer también un trabajo mental con los jugadores y hacerles ver que cada partido, aunque sea a puerta cerrada, va a tener la máxima importancia.

¿Alcanzarán el tono físico los jugadores para poder ofrecer un buen producto?

—Seguro que sí. A nivel físico van a estar bien, porque son muy profesionales y hoy en día, además, hay herramientas que permiten saber y evaluar a qué ritmo e intensidad se han estado ejercitando en cada momento.

Usted tendrá que esperar para estrenarse como seleccionador de Armenia. Firmó en marzo y no le dio tiempo a nada al estallar la pandemia.

—Estuvimos solo cuatro días en el país y tuvimos que volver por la situación que había aquí, pero lo más seguro es que el día 23 marchemos para allí de nuevo, porque ese día comienza en Armenia la competición, si bien el 90% de los jugadores que controlamos están jugando en ligas extranjeras como la rusa, alemana o italiana. El torneo de selecciones más cercano que tenemos es el de las Naciones y parece que se va a poder jugar también, aunque hay que esperar a ver qué dice la UEFA.

Estaba trabajando con la cantera del Sevilla, pero no pudo resistirse a volver a los banquillos.

—Tenía años de contrato por delante, pero me llamó Ginés Meléndez, a quien conozco desde hace mucho y lleva toda la dirección y formación de la Federación de Armenia y me hizo ilusión. Es un proyecto nuevo y hasta ahora hemos estado haciendo un trabajo de conocimiento de los futbolistas mediante vídeos, hablando también personalmente con algunos.

La estrella es Henrik Mkhitaryan, pero tiene en el radar a unos cuarenta futbolistas.

—Sí, nos ha dado tiempo a hacer un análisis de lo que queremos y estamos al tanto de todo, pero ahora hay que ir viendo las cosas en directo y lo importante es que todo arranque y vuelva la pasión por el fútbol.

¿El objetivo es meter a Armenia por primera vez en un Mundial?

—En principio, sí. Nunca han estado en un Mundial, pero es un reto bonito y esperamos hacer un trabajo de continuidad y que no se tenga que parar todo de nuevo, porque sería malo para todos. Si podemos, nos gustaría también subir de categoría en la Liga de las Naciones.

¿Le gustaría volver a entrenar en LaLiga?

—Ahora estoy centrado en este reto. Mi pasión es entrenar, estoy disfrutando y voy con muchísima ilusión para Armenia con un grupo de trabajo nacional con el que intentaremos aportar nuestra experiencia y que el fútbol de allí dé un pasito más.

Han pasado nueve años desde su salida del Athletic. Se dice pronto.

—El tiempo pasa muy rápido, pero los recuerdos están ahí y mi agradecimiento por todo, también, al igual que mi identificación total con la sociedad vizcaina y con la filosofía del Athletic.

¿Le dolió salir del club tras las elecciones a la presidencia de 2011 habiendo metido al equipo en Europa?

—La grandeza que tiene el Athletic es que hay elecciones cada cuatro años y, democráticamente, los socios eligen lo que creen que es mejor para el club. La prueba está en que hubo otro técnico (Marcelo Bielsa) que consiguió también objetivos. El Athletic sigue dando pasitos cada año, creciendo y, sobre todo, fortaleciendo y cimentando su filosofía.

A pesar de la derrota, nunca podrá olvidar aquella final de Copa de 2009 contra el Barcelona. Le tocó bailar con la más fea.

—Sí, nos jugamos el título contra una generación de futbolistas que lo ganó todo. Más que con aquel partido, sin embargo, me quedo con mi día a día en el Athletic, tanto en Lezama, como en San Mamés y cuando paseaba por Bilbao y por toda Bizkaia. Con eso nos quedamos no solo yo, sino toda mi familia.

Tiene claro que la final contra la Real debe ser con las dos aficiones en La Cartuja. ¿Pero cuándo?

—No hay que tener prisa. El Athletic ha vuelto a marcar diferencias en ese sentido, porque jugar en Europa es muy importante para los clubes en todos los aspectos, pero no hay que olvidar que el fútbol tiene una parte que es pasión y sentimiento, la cual el Athletic ha puesto por delante de todo el tema económico. La final contra la Real tenía que ser con público y hay que valorar la decisión de ambos equipos y que la Federación Española de Fútbol haya dado el visto bueno al aplazamiento.

Le apasiona entrenar, pero siempre ha demostrado su interés por la cantera. ¿Le veremos algún día al frente de Lezama?

—Bueno, nunca se sabe lo que puede pasar en un futuro. Quién me iba a decir a mí que iba a ir a Armenia, que hasta hace unos cuantos meses me sonaba a las votaciones de Eurovisión. Lezama está muy bien dirigida y gestionada ahora mismo y la prueba es cómo está el primer equipo y la cantidad de jugadores que vienen desde debajo. La línea que están manteniendo el presidente, su junta directiva y Rafa Alkorta, con Manolo Delgado también, con quien hablo a menudo, creo que es la correcta y la que hace que el Athletic tenga un futuro muy esperanzador. Cuando se mira a la cantera, se ve mucho talento y calidad, señal de que se está trabajando bien.

Dos promesas como Nico Williams y Nico Serrano darán el salto al Bilbao Athletic el próximo curso. ¿Tiene referencias de ellos?

—Sí, son dos chicos que van en el mismo camino de otros jugadores que están en la primera plantilla del Athletic hoy en día o que han estado con anterioridad. Tienen mucho talento, los captadores del club los vieron siendo muy renacuajos y han ido creciendo poco a poco sacando ese talento que poseen. Si no pasa nada raro, ambos llegarán al primer equipo.

Dice que es optimista con el futuro del Athletic a corto, medio y largo plazo.

—Sí, por supuesto. El club está muy consolidado económicamente, socialmente no hace falta ni decirlo y a nivel deportivo también tiene mucho recorrido por lo fuerte que vienen apretando muchos chavales en una situación que, a corto plazo, va a provocar un cambio en el fútbol a nivel económico al recobrar muchísima importancia la cantera. Habrá que apostar más por ella en situación de crisis, se la mirará más y eso el Athletic lo tiene ganado al ser una normalidad para el club.

“Hace falta alegría y la da el fútbol; hay que ir cambiando la mentalidad y pensar en positivo”

“Todo el mundo puede tener y sentir miedo, pero el que ha tenido que retomar el trabajo lo ha hecho”

“El fútbol cambiará mucho a puerta cerrada y los que mejor consigan adaptarse tendrán mucho ganado”

“Nico Williams y Nico Serrano tienen mucho talento; si no pasa nada raro, llegarán al primer equipo”

“El Athletic ha vuelto a marcar diferencias con la final de Copa; el fútbol también es sentimiento”

“Armenia no ha jugado un Mundial, es un reto bonito y esperamos hacer un trabajo de continuidad”