bilbao - El Athletic salió ayer tocado de Mendizorrotza después de sufrir su tercera derrota consecutiva en tantos derbis. Al conjunto rojiblanco le han cogido la matrícula y su nuevo sistema ya no sorprende al rival, que lo tiene muy bien estudiado. En el duelo de los Garitano en los banquillos salió victorioso Asier, que supo jugar sus bazas con más eficacia que brillantez. Gaizka, en cambio, cayó en su propia trampa y no fue capaz de tomar soluciones sobre la marcha, cuando peor estaba el partido para su equipo, que se desfondó sobre todo en el segundo periodo, en el que ni siquiera tiró sobre los tres palos de la meta defendida por Pacheco, una dato que dice mucho. El técnico derioztarra se ha encasillado en la fórmula de los tres centrales que solo le da resultados en la Copa, con sus victorias sobre el Barça y el Granada, pero ayer no cambió de idea cuando el dominio territorial de los leones quizá requería más creación en la medular y más impacto en unas bandas donde Ander Capa y Yuri Berchiche deben asumir un esfuerzo que pasa factura. El de Bergara sí se movió con la entrada de Burke para jugar con un delantero menos, pero para ganar más en llegada cuando el derbi había entrado en una dinámica insulsa en cuanto a juego.

Asier detectó que el Athletic, sobre todo varias de sus referencias, carecía de frescura y decidió dar un pasito adelante y esperar su momento, que llegó en tiempo de descuento por medio de una de esas acciones a balón parado que sabe rentabilizar en su feudo. El técnico rojiblanco, mientras, esperó al minuto 77 para hacer la primera de sus tres sustituciones, que se redujeron a un simple cambio de cromos y no de sistema, con lo que las pobres sensaciones que ofrecieron los leones en el segundo acto no mejoraron con la entrada de Lekue, Aduriz y Larrazabal, que cuando cogieron la temperatura al derbi el inefable Mateu Lahoz ya había decretado el final de un encuentro que acentúa la crisis de un conjunto rojiblanco que lo ha fiado todo a la Copa, cuando solo le queda un puñado de días para mejorar su rostro futbolístico y jugarse el año en Los Cármenes frente a un Granada que está al alza.