Concentrado, sin dejar un resquicio por el que el Sestao pudiera rentabilizar el gran ambiente generado en Las Llanas, el Athletic ejerció el papel que le corresponde y superó la ronda con mucha holgura. Fueron cuatro goles, cifra que perfectamente pudo duplicarse, pero más allá de la diferencia en el marcador, a Gaizka Garitano y sus hombres les interesaba certificar su condición de favoritos sin aspavientos y exponiendo con naturalidad las armas que les hacen reconocibles. A partir de un control absoluto del juego, el Athletic dejó claro que todo dependía de su grado de acierto, que no tenía la más mínima intención de dejar nada al azar y, por supuesto, menos aún de ser víctima de algún susto. Se asistió pues a un monólogo aderezado por un sinfín de llegadas al área local y el protagonismo estelar de Yuri y Villalibre, con dos goles por barba, que significan el estreno del ariete con la primera plantilla en cita oficial.

Los preparativos del derbi habían dado rienda suelta a la ilusión y a las expectativas propias de emparejamientos de esta índole, donde existe un abismo entre los contendientes. A medida que se aproximaba la fecha que reventó el aforo del campo, brotaron alegremente los clásicos augurios que conceden algún margen al modesto. Llegada la hora de la verdad, la posibilidad de que el Athletic tuviese complicaciones se desvaneció, no duró ni un instante una vez el árbitro ordenó el comienzo. El Sestao, un solvente conjunto en su categoría vio cómo el grande le pasaba por encima. Mantuvo el tipo mientras el marcador reflejó el 0-0, aunque en todo momento encajonado en su terreno, adecuadamente ordenado y desplegando un notable esfuerzo, si bien incapaz de progresar y menos aún de acercarse a saludar a Herrerín.

La seriedad mostrada por el Athletic resultó modélica. Cierto es que la aplicación del anfitrión y el mal estado de la superficie, irregular y poco propicia para imprimir velocidad a la circulación, retrasó durante un rato lo inevitable. Casi media hora hubo que aguardar para que se plasmase en gol la desigualdad, circunstancia que había alentado el bullicio de un público que no obstante en esa fase de tanteo ya fue testigo de una serie de aproximaciones que no eran sino el preámbulo de la goleada.

El hambre de Yuri, que se supone que acabaría saciado, se convirtió en el mayor quebradero de cabeza del Sestao. El lateral penetró por su costado con una potencia descomunal, sirvió el primer tanto, anotó un par y no dejó de probar suerte, de hecho el segundo lo firmó en el tiempo añadido. Junto a él destacó Villalibre, que aprovechó a fondo la oportunidad, es decir figurar en el once titular, para demostrar sus virtudes, especialmente los movimientos en zona de remate que le hicieron acreedor a un premio superior al que obtuvo. De hecho, antes de cumplirse el primer minuto acarició el gol a pase de Capa, pero Barandiaran anduvo rápido de reflejos. Cuando de volea estampó en la red el centro de Yuri debió sentirse liberado, no en vano arrastra un curso bastante triste, sin apenas catar la competición.

Siguió trabajando con sentido y sin egoísmos Villalibre, como el resto de sus compañeros, si bien la mayoría más desahogados ocupando posiciones donde hay menos contacto y segundos para controlar la pelota, levantar la cabeza y jugar. El monólogo rojiblanco duró hasta el descanso y a la vuelta del mismo halló el Sestao una versión menos intensa del Athletic que le permitió sumar algo de posesión. Es posible que el 0-2, precioso por el pase con el exterior de Iñigo al espacio y la picada de Yuri sobre la salida del portero, relajase un tanto a los de Garitano, que tras unos diez minutos de sesteo recobraron el dominio y ya no lo quisieron soltar.

SIN COLOR Combinaciones pausadas en torno a la línea divisoria y repentinas aceleraciones, casi siempre empleando las alas, con una participación de Capa que fue creciendo imparable, lo que sumado al alarde de Yuri, terminó por destrozar la resistencia del Sestao, cuyo cansancio favoreció que en la última media hora las ocasiones se multiplicasen. El césped, más pesado, hacia mella entre los verdinegros, así como la frescura de un Muniain que regresaba casi dos meses después y se ubicó en la franja central para distribuir, así como de Lekue y Unai López. En este tramo, el Athletic se dio un paseo y el conjunto local padeció un calvario que si no tuvo un reflejo más contundente en el resultado fue por pura chiripa. Williams, Capa en dos o tres lances a cada cual más nítido, como el que dispuso Muniain, en un mano a mano con el meta originado por Villalibre, y Beñat, pudieron tranquilamente ampliar la cuenta.

En la portería de enfrente, constatar un intento sin veneno de Leandro a la media vuelta y una complicada intervención de Herrerín a tiro de Alonso, el local que más cerca estuvo de brindar una alegría a una afición que paulatinamente, según corría el cronómetro y comprobaba la entereza visitante, se fue resignando a la cruda realidad. La derrota no fue óbice para que las casi cinco mil almas reunidas estallasen en una ovación cerrada a la conclusión.

En la línea de lo expuesto en la ronda previa celebrada en Elche, el Athletic eludió cualquier concesión a su paso por Las Llanas. La propia alineación resultó suficientemente ilustrativa de que no estaba por la labor de dejarse llevar, que no fiaría su suerte a la inercia del pronóstico. Se sabía que ayer afrontaba un trámite y con su actitud logró que fuese de lo más llevadero.

SESTAO RIVER: Ibon Barandiaran; Gago, Huete, Zumalakarregi, Iván Alonso; Aitor Villar (Min. 62, Vieites), Huidobro, De Eguino (Min. 65, Coscolín), Jonma; Leandro y Oskar Martín (Min. 76, Ximon).

ATHLETIC: Iago Herrerín; Capa, Yeray, Iñigo Martínez, Yuri; Dani García, Beñat (Min. 79, Unai López); Williams (Min. 72, Lekue), Raúl García (Min. 65, Muniain), Ibai; y Villalibre.

Goles: 0-1: Min. 27; Villalibre. 0-2: Min. 34; Yuri. 0-3: Min. 70; Villalibre. 0-4: Min. 91; Yuri.

Árbitro: Adrián Cordero Vega (Comité Cántabro). Mostró tarjeta amarilla a los locales Gago (Min. 5) y Aitor Villar (Min. 17).

Incidencias: Partido de treintaidosavos de final de la Copa disputado en un campo de Las Llanas abarrotado por más de 4.500 espectadores y con todas localidades puestas a la venta vendidas. En los prolegómenos del partido se tributó un homenaje al campeón del mundo de remo, Adrian Miramón, integrante de Kaiku.