aRITZ Aduriz (Donostia, 11 de febrero de 1981) pasará a formar parte desde el próximo 30 de junio de la historia del Athletic con letras mayúsculas. Se ha ganado la consideración unánime de leyenda de la entidad bilbaina, precisamente cuando este verano se cumplen veinte años exactos de su fichaje procedente de aquel excelente Antiguoko en el que coincidió con Andoni Iraola y Xabi Alonso, entre otros. El Athletic se hizo de una tacada con los servicios de Aduriz, Iraola y Ander Murillo, aunque el donostiarra, el veterano de aquel trío, apenas pisó Lezama en sus inicios, ya que el Athletic le envió como cedido al Aurrera de Vitoria, por entonces filial, para que se curtiera en Segunda División B en un vestuario más experto. Aduriz ya asomaba su genética especial a los 18 años de edad y dos décadas después anuncia que esta será su última temporada en activo después de erigirse como la gran referencia del Athletic en este siglo XXI por lo que ha supuesto tanto dentro como fuera del césped. Sus números son contundentes y retratan el impacto que ha ofrecido un futbolista que ha tenido que dejar el club en dos ocasiones por diferentes motivos y que se ha ganado el reconocimiento en plena madurez futbolística.

La carrera de Aduriz no ha transcurrido por un camino de rosas, sino que ha tenido que sortear trabas de alta dificultad desde su debut como león. Se estrenó hace 17 años de la mano de Jupp Heynckes en una campaña que alternó el primer equipo con el Bilbao Athletic, pero el técnico alemán solo contó con sus servicios en un partido de Copa, el de su estreno, y tres de liga, un bagaje muy escaso. Urzaiz, Ezquerro y Joseba Etxeberria le cerraban el camino, por lo que tuvo que buscar nuevos retos. Curiosamente, su primer partido en San Mamés lo disputó ante el Barça, el equipo al que más veces se ha enfrentado y con el que se reencontrará el próximo viernes en el arranque de la nueva liga. Aduriz presume de su idilio con el cuadro azulgrana, ante el que ha conquistado su único título como rojiblanco, el de la Supercopa de 2015 y en la que tuvo un papel estelar al firmar cuatro de los cinco tantos del Athletic en el doble enfrentamiento con los culés, que tres meses antes, en mayo, dejaron a Aduriz sin el entorchado de Copa, en la única final del torneo del K.O. que ha saboreado como león.

Aduriz se curtió en el Burgos, primero, y en el Valladolid, después, dos experiencias muy positivas para el ariete, que se hizo un nombre en Pucela en Segunda División. Se crecimiento fue llamativo y el Athletic le reclutó en enero de 2006, tras abonar tres millones de euros al Valladolid, como revulsivo para salir de la crisis. Javi Clemente, el técnico, le dio galones en una segunda vuelta en la que hizo seis goles y sus dos primeros como león los ejecutó en Anoeta, con el subidón que suponía. El donostiarra llegó y convenció, y en la siguiente campaña volvió a tener protagonismo. Cogió el relevo de Urzaiz y le tocó competir con el incipiente Fernando Llorente, que le ganó el pulso ya con Joaquín Caparrós en el banquillo. Aduriz dejó de ser la opción número uno arriba y Fernando García Macua, entonces presidente de la entidad, lo traspasó al Mallorca en agosto de 2008 en una decisión deportiva polémica y nefasta económicamente, porque el Athletic llegó cobrar menos de la mitad de la cantidad pactada, unos cinco millones de euros. Como se sabe, Aduriz dio un salto de calidad en sus dos años en las islas, lo que le valió su fichaje por el Valencia, con el que se estrenó en Champions y ganó un poco más en músculo competitivo.

Su destino estaba escrito. El Athletic le aguardaba por segunda vez y su sueño se hizo realidad en el verano de 2012. Regresó admirado por lo conseguido en el primer curso de Bielsa al frente de los rojiblancos, pero se topó con un escenario deprimente. Ya con Ernesto Valverde como técnico emergió como el líder y logró sus mejores números, con dos pichichis en la Europa League, incluidos. Emergió el eterno Aduriz,