Bilbao - Se trataba, tras la el sí de Aritz Aduriz a vestir la camiseta del Athletic al menos por una temporada más, de una noticia esperada por la afición. La continuidad del máximo artillero del Bilbao Athletic y de toda la Segunda División B gracias a sus 23 tantos, fue aplaudida ayer por la parroquia rojiblanca, que ve cómo el delantero se compromete con la entidad bilbaina hasta el 30 de junio de 2023 con una cláusula de rescisión de 50 millones de euros. El presidente Aitor Elizegi cerró ayer la quinta renovación desde su nombramiento, tras las de Unai Simón, Gaizka Larrazabal y el ya citado Aduriz, así como la del técnico Gaizka Garitano -al margen de las de Jon Sillero y Jon Rojo, ambos del filial-, y ata al que está llamado a ser el futuro del ataque del Athletic, un Villalibre que ha rechazado en los últimos meses ofertas de distintos clubes para tratar de triunfar en Bilbao.

“La valoración que hago de la renovación es muy positiva. Estoy muy contento y muy agradecido al club por esta oportunidad y también conmigo mismo, porque si logro la renovación es porque he hecho las cosas bien este último año”, aseguró el gernikarra en unas declaraciones difundidas por el conjunto rojiblanco.

Villalibre se convierte con su renovación en jugador de la primera plantilla a todos los efectos. Un equipo con el que ha jugado ya ocho partidos, todos ellos en la campaña 2016-17, en la que vivió la primera de sus tres cesiones, pues se marchó a préstamo al Numancia para jugar los seis últimos encuentros del campeonato. El curso pasado fue cedido primero al Valladolid y después al Lorca, aunque no tuvo excesiva presencia en ninguno de los dos clubes.

Ahora, fortalecido mentalmente tras un “buen” año en el filial, da el salto definitivo: “Lo que más he cambiado es psicológicamente. El último año me ha cambiado mucho. He madurado bastante y futbolísticamente siempre vas mejorando”. Asimismo, el delantero explicó que la decisión de jugar esta última temporada en el Bilbao Athletic la tomó “con mucha naturalidad” y que fue algo meditado. “Pensé mucho con mi familia qué decisión tomar y apostamos por jugar. Lo más importante es jugar y pasarlo bien. Esto es un deporte y lo importante es pasarlo bien. Ha sido una buena decisión. Ha sido un buen año con muchos minutos y con suerte también con muchos goles”.

Lejos de valorar negativamente sus cesiones, especialmente las dos del curso 2017-18, Villalibre aseguró que pese a no jugar demasiado, aprendió “mucho futbolísticamente”. “Me endurecí mucho, vi que tengo que mirar por lo mío y valorarme más a mí mismo”. Además, cuestionado por la presión que se pone sobre los jóvenes, pidió “paciencia”.