bilbao - La familia athleticzale todavía se mantiene bajo los efectos del shock que generó la sonrojante derrota del sábado en el Sánchez Pizjuán. El bajón fue demoledor. El Athletic no dio la talla en el partido definitivo en Sevilla y se quedó sin el ansiado retorno a la Europa League cuando lo tenía todo a favor. Fue un desenlace cruel. Lo fue por el resultado y por las formas. Y lo fue también porque el larguero repelió en tiempo de descuento un derechazo de Iñigo Martínez que podría haber cambiado la historia. El fútbol es así de tiránico. Unos centímetros te pueden dar la gloria o te pueden condenar. Tocó lo segundo. Pero el lamento de la acción protagonizada por el central vizcaino, uno de los pocos que se salvaron, no tapa las miserias de Sevilla. El plan de Gaizka Garitano resultó un fiasco y gran parte de los jugadores tampoco ayudaron. Como dijo algún estudioso de la mente humana, “el miedo es el mayor causante de la rabia y la impotencia”. Quizá semejante máxima responda a la puesta en escena que ofreció el Athletic ante el conjunto de Joaquín Caparrós, que, para más inri, ganó el duelo con el freno de mano echado.

Lo cierto es que la decepción reinó en el Pizjuán. Supuso todo un varapalo deportivo, pero también económico. El hecho de competir en Europa significa hacer caja. Acentúa el músculo financiero de un club. En Ibaigane lo saben de sobra, aunque la nueva Junta Directiva presidida por Aitor Elizegi se ha llevado un chasco llamativo. Jon Ander de las Fuentes, su contador y director financiero de Euskaltel, andaba frotándose las manos por aquello de que volver a disputar una competición continental conllevaría una inyección bendita a sus primeras cuentas, las que debe someter el próximo octubre ante la Asamblea General de Socios Compromisarios. Que si un mínimo de ocho millones de euros, que si pueden ser más en función del recorrido que completaran los leones... No en vano, la UEFA ha revalorizado en premios la Europa League, que casi triplica las cantidades destinadas hace una década atrás, cuando el Athletic estrenó el nuevo formato de la mano de Caparrós y en su condición de subcampeón de Europa. Incluso se premia el ranking UEFA, que en el caso del club bilbaino se eleva a la trigésima posición, top en la escala de los equipos que jugarán la segunda competición europea.

El Athletic ha defendido la séptima plaza durante seis jornadas consecutivas, desde la trigésimo segunda a la trigésimo séptima, y la ha dejado escapar en el momento clave, lo que enfatiza el daño causado. El colectivo de Gaizka Garitano ha visto cómo el Espanyol le ha recortado seis puntos en los cuatro partidos finales, una concesión que ha pagado caro, demasiado. La desolación en el entorno athleticzale es evidente y el conjunto rojiblanco encadenará dos temporadas consecutivas sin competir en el Viejo Continente, una sequía que se da por primera vez en esta última década. La masa social se había acostumbrado a lo bueno, el curso pasado se entendió como un accidente y en el presente, pese a la crisis que generó la etapa de Eduardo Berizzo, se había recobrado la ilusión por retornar a la Europa League, que deberá esperar un poco más.

75,5 millones sumados El octavo puesto no satisface pese a los buenos números de Garitano al frente del equipo. Y no satisface tampoco a la Junta Directiva, que ve cómo se le escapa una importante fuente de ingresos en su primer año de gestión, quizá el más complicado del mandato, cuando coge una herencia bien conocida, basada en el éxito financiero bajo la presidencia de Josu Urrutia, que ha dejado un significativo remanente en la hucha, aunque los actuales gestores solo pueden echar mano a 76 millones de los 300 totales de beneficios. El hecho de no jugar en Europa obligará al equipo de Elizegi a hacer un recálculo de sus números de cara a presentar su primer presupuesto ante el órgano soberano del club.

La competición continental ha emergido como un incentivo para las arcas de Ibaigane en la última década. De ello pudo dar fe el mismo Fernando García Macua cuando el Athletic de Joaquín Caparrós se metió en la Europa League por la vía de la Copa. Entonces, tuvo que disputar dos previas y aquella Junta conocía la importancia de meterse en la fase de grupos, porque la caja no estaba precisamente llena. García Macua pidió, en este sentido, un esfuerzo colectivo para superar la segunda ronda ante el Tromso noruego, que hizo sudar la gota gorda a los rojiblancos para entrar en la liguilla. Hace diez años los premios deportivos estaban muy lejos de los actuales, pero esos 3,2 millones de euros generados por resultados supusieron un respiro.

Desde aquella experiencia, el Athletic ha competido en el Viejo Continente en seis ocasiones más, lo que ha servido para fortalecer la capacidad dineraria de la entidad bilbaina. Los datos son elocuentes. Desde 2009, el club ha ingresado 75 millones y medio de euros gracias a su recorrido europeo, con mención especial a la campaña 2014-15, la segunda de la historia en Champions, que aportó un total de 24 millones y medio de euros, el medio extra por el reenganche a la Europa League, en la que el equipo de Valverde llegó a los cuartos un año después, con 14,2 millones ingresados. El grifo de Europa se cierra para el Athletic. Por segundo año consecutivo.

2009-103,2 millones

2011-129,5 millones

2012-133,2 millones

2014-1524,5 millones

2015-1614,3 millones

20016-179,5 millones

2017-1811,3 millones

Total75,5 millones