dIEZ partidos oficiales. Ese es el recorrido que ha completado Nuno Espírito Santo (Santo Tomé, 1974) hasta lograr despejar todas las dudas que se cernían en torno a su persona y ganarse el respeto de la afición del Valencia, caracterizada por su felina exigencia. Con la visita del Athletic encima, el conjunto che, segundo en la clasificación, ha igualado el mejor arranque en la historia del club con veintitrés puntos de treinta posibles, lo que convierte al técnico portugués en uno de los máximos responsables de tamaña marcha triunfal.

Hoy en día, nadie duda en la capital del Turia de que Nuno, un entrenador capaz de unir a todos los estamentos del Valencia mediante un mensaje nítido y persuasivo, es el hombre ideal para comandar desde el banquillo el proyecto deportivo liderado en las alturas por el multimillonario Peter Lim, nuevo dueño del club. Desde la llegada del empresario singapurense, los buenos resultados se han sucedido uno detrás de otro y en Mestalla ha desaparecido la sombra relacionada con la controvertida destitución de Juan Antonio Pizzi.

El entrenador argentino, con una temporada más de contrato tras sustituir en el cargo a Miroslav Djukic con el curso pasado en marcha, encontró el apoyo de los aficionados y de la Junta Directiva para continuar al frente de la nave valencianista, pero el acercamiento de Lim al Valencia agotó sus opciones e impulsó a Nuno, que navegó contracorriente. El técnico luso, un desconocido en el panorama internacional a pesar de los dos subcampeonatos de Copa logrados con el Rio Ave la pasada temporada -cayó en las finales de la Copa de la Liga y la Copa de Portugal-, fue el elegido para aterrizar en el banquillo de Mestalla, gracias, en gran medida, a la influencia de Jorge Mendes, representante de Nuno y amigo íntimo de Peter Lim.

El nuevo orden establecido, con la figura del representante más influyente a nivel mundial en primer plano, no gustó de buenas a primeras al entorno valencianista, rendido ahora a la capacidad de mando de un entrenador al que Mendes captó durante su etapa como portero para convertirlo en su primer representado. La alianza entre ambos se hizo efectiva en 1997, después de que portero y representante coincidieran en una discoteca portuguesa. Entonces, el ahora técnico de moda de la Liga era un guardameta de 23 años.

renovación inminente Gracias a Mendes, logró firmar por el Deportivo de La Coruña, donde, sin embargo, nada pudo hacer para dejar de vivir a la sombra del camerunés Jaques Songo’o. Mérida y Osasuna fueron sus siguientes destinos antes de regresar a su país para cumplir su deseo de jugar en el Oporto, aunque nunca consiguió tener los minutos deseados para abrazar un éxito que persigue ahora con insistencia como entrenador.

Su salto a los banquillos en 2010 como ayudante del también portugués Jesualdo Ferreira, a quien acompañó en Panathinaikos y Málaga, dio paso en la campaña 2012-13 a su estreno como entrenador en el Rio Ave, primera y última parada antes de su inesperado desembarco en el Valencia, donde se convirtió en la primera apuesta conjunta de Mendes y Lim.

“Nuno tiene capacidad para dirigir al Valencia; es buena gente, de trato fácil y agrada a los futbolistas por su condición de líder”, explicaba su también amigo y entrenador José Mota a la agencia Efe el pasado verano, cuando Nuno aún era una caja por abrir. Diez jornadas de Liga después, el regalo de Peter Lim ha resultado ser un dulce que en Valencia ya tratan de amarrar en forma de inminente renovación. Los movimientos para su continuidad han comenzado y lo celebran en Mestalla, donde están enamorados del nuevo Espírito Santo che.