CUANDO nació Aste Nagusia, va para medio siglo, las terrazas en Bilbao eran una utopía. Aceras estrechas y un tráfico rodado formado por una perpetúa procesión humeante que incluía isocarros y camiones de tonelaje variado lo desaconsejaban. Pruebe usted a tomarse una copita de txakoli en la calle al lado de una DKW cargada de patatas que engrana primera y acelera. El ruido y el humo generados podrían calibrarse hoy, mínimo, como crímenes contra la humanidad.

Ahmed Raissouni, Saulo Alberdi, Ricardo Pérez, Eder Ibarrondo, Charlotte Goikoetxea y Junieth Flores.

Pero si las terrazas no cabían en el imaginario botxero, las que se habilitan en azoteas y similares mucho menos. No parecía chic, ni saludable siquiera, situarse un poquito más cerca de la vaharada de la chimenea de la fábrica de Echevarría, por poner un ejemplo, y a pecho descubierto. Era una época en la que, de vez en cuando, avisaban para que se recogiera la ropa de los tendederos porque corría el riesgo de estropearse. Con eso está todo dicho.

Javier Casielles, Víctor Santos, Alicia Porro, Kike González, Elizabeth Méndez y Joanna Ordóñez disfrutaron de las vistas de la terraza que el Hotel Ercilla ha instalado en su terraza.

Sin embargo, la cosa ha cambiado. Las DKW habitan museos, Etxebarria es una zona verde con estanque y empieza a ser complicado pasear sin adentrarse involuntariamente en una preciosa terraza.

El dramaturgo Felipe Loza, Ángel Pisano, la actriz Itziar Lazkano y el amigo común Vicente Ruiz, llegado desde Menorca para Aste Nagusia.

Lo de las azoteas habililitadas para el copeteo lleva el mismo camino. Hubo algún restaurante en la calle Autonomía antes, pero la tendencia la inauguró Ricardo Pérez, dando salida al cielo a su Yandiola en la Alhóndiga-Azkuna Zentroa. Y ya rondan la media docena. Si no más. Muchas llevan el apellido rooftop, que significa “sobre el techo” en inglés, quizá porque terrado sea una palabra poco glamourosa.

Raúl Lafuente, de la localidad cántabra de Colindres, con María Jesús García y Marta y Manuel Sevillano.

El NYX de El Arenal dispone de una preciosa zona de este tipo, igual que el The Artist –antes conocido como Domine– o el Radisson de la Gran Vía. El Hotel Vincci y el Abba Euskalduna pueden presumir de terrazones sobre la ría, aunque no en la azotea. Incluso algunos hostels cuentan con espacios de este tipo.

Ángel Valdés, Javi Argote e Ignacio González, es decir, el temible Txipiteam, con Nahia Egaña.

Aste Nagusia, gracias al embrujo de Marijaia, llega a todos estos lugares. En algunos casos poblados por personas muy reservadas o poco amigas de las fotos. Y en otros, por quienes están encantadas y encantados de posar. Como en la terraza de Yandiola, con vistas sobre la plaza de Arriquibar. Una cadenita en la puerta garantiza que el aforo se respeta. Ayer estaba hasta arriba. Tanto que Ahmed Raissouni, Saulo Alberdi, Eder Ibarrondo, Charlotte Goikoetxea y Junieth Flores volaban de mesa en mesa. Ritmo a cargo de los DJ Charly Bravo y Alvy Singer. Junto a las escamas de la cúpula de hormigón, la terraza ofrece un aire casi neoryorquino.

En tal contexto se tomaban un trago Julen Ugalde, Eduardo Marqués, Endika Garrido y Fernando Salgado. Marta y Manolo Sevillano, y María Jesús García habían comenzado a mostrar al Raúl Lafuente, de Colindres, “el ambientazo de Aste Nagusia”. Ángel Valdés, Javi Argote e Ignacio González, el Txipiteam, explicaban a Nahia Egaña cómo les había ido durante la mañana en el concurso gastronómico. “Hemos quedado quintos y, encima, hemos salido en los informativos de La Sexta y de ETB”, relataba Angel. Lo que no es raro teniendo en cuenta que iba disfrazado de txipirón azul. “Estaban buenísimos. Nos hemos zampado todos menos dos, que hemos guardado para ofrecerles a los primeros extranjeros que viéramos”. Los agraciados fueron una pareja de belgas. “Al principio, na, pero han terminado probando y les han gustado”, concluía Ángel.

Se encontraban en la terraza Eva Fernández y José Luis del Barrio, veterinarios de la plaza de toros de Santander. Se mostraron apenados por el, a su entender, declive de la feria taurina de Bilbao, a la vez que glosaron de la pujanza de la la ciudad del Sardinero. Precisamente el ambiente taurino era el que dificultaba la entrada al Hotel Ercilla. La salida de los toreros hacia Vista Alegre formaba un túnel de aficionados y curiosos por cuyo interior caminaban matadores y subalternos vestidos de luces. Ya en la recepción, un grupo de gente madura que hablaba francés se repartía las entradas de la corrida.

En el Ercilla hay que ascender hasta la planta 13 para salir a una terraza sin musicón pero con espectaculares vistas sobre el centro de la ciudad. Las disfrutaron el dramaturgo Felipe Loza, la actriz Itziar Lazcano, Ángel Pisano, y Vicente Ruiz, recién llegado desde Menorca a Aste Nagusia. Lo mismo cabe decir de Mikel Mesanza y Daniel Sastre.

En otra mesa se encontraban, tomando algo tras haber comido en la jaima, Elizabeth Méndez, Joanna Ordóñez, Kike González, Javier Casielles y Alicia Porro con Javier Santos, de Baigorri. La periodista Nekane Lauzirika departía con Jesús Beamonte, de Forum Sport, Carmen Sebastián, Jorge Canibell y Marta Fernández Rivera.

Todo el mundo, tocando el cielo