ZARAGOZA. Según han informado a Efe fuentes jurídicas, ambos detenidos, H.C.A.L., mujer venezolana de 34 años, y M.A.D., hombre marroquí de 35, se han negado a declarar ante la instructora, como previamente lo hicieron ante los investigadores de la Guardia Civil que llevó a cabo las detenciones.

A los detenidos se les imputan hasta una decena de delitos, entre otros asesinato, extorsión, detención ilegal y robos con violencia, relacionados tanto con el asesinato del vecino de Getxo, José Antonio Delgado Fresnedo, como con dos casos anteriores en los que las víctimas consiguieron salvar la vida a pesar de ser golpeados con brutalidad.

La abundante carga probatoria acumulada por los investigadores en los tres registros practicados desde las detenciones en las poblaciones de Pedrola y Luceni, entre otras armas, bridas y ADN del asesinado, han sido suficientes para que la instructora haya acordado la medida de prisión provisional, de acuerdo a la formulada por la Fiscalía de Zaragoza.

Los investigadores de la Guardia Civil mantienen el caso abierto a la espera de llevar a cabo la detención de otros dos miembros del grupo que habrían colaborado con la pareja en los casos denunciados anteriormente, uno de los cuales se habría dado a la fuga poco después de producirse el crimen.

Al parecer este grupo, tras captar a sus víctimas, se servía de una "violencia extrema" en sus emboscadas para robarles y obtener las claves de sus tarjetas, que orientaron desde un inicio las pesquisas.

La desaparición del vecino de Getxo, José Antonio Delgado Fresnedo, fue denunciada desde su entorno familiar el pasado 9 de septiembre ante la Ertzaina, que solicitó unos días más tarde la colaboración de la Guardia Civil tras comprobar que con la tarjeta del desaparecido se habían realizado extracciones de efectivo en distintos cajeros automáticos de la provincia de Zaragoza.

Unos días después, la operación de búsqueda puesta en marcha en una amplia zona desértica al suroeste de Pedrola permitió la localización, el viernes pasado, de los restos semienterrados del asesinado, informático de profesión.

Al parecer, un Mercedes rojo de alta gama con el que se había fotografiado la víctima pudo focalizar el interés de la banda en José Antonio Delgado.