La hemodiálisis domiciliaria es el hospital en casa. Y es mucho más que un tratamiento médico. Es un estilo de vida que permite al paciente tomar parte activa en su enfermedad. Pero eso no impide que José Ramón Mora y Maite Barayazarra sean unos echados para delante. “Hay personas que no se creen que hagamos esto nosotros. Les parece ciencia ficción”. “Tú les dices: Yo me hago la diálisis en casa, pero piensan que es la peritoneal (con un tubito en el abdomen), que no tiene nada que ver con esta. Esto no se lo hace cualquiera”, asegura Maite.

La hemodiálisis para filtrar la sangre y devolverla limpia al organismo, también se puede hacer de dos formas. Con una fístula, la unión de una arteria y una vena del brazo; y la otra fórmula, con un catéter. “En su caso, la fístula estaba dando problemas porque tiene muchos recovecos y pitaban mucho las alarmas. Por ello, hemos optado por un catéter en el cuello”, explica Saioa Bilbao, su nefróloga. Todo eso necesita muchos cuidados y mimos, que Maite no deja de brindar. Por eso, cuando José Ramón consiga su trasplante y se recupere, hará un crucero, el sueño de su mujer.