A pesar del confinamiento su voz sigue transmitiendo energía solidaria en una jubilación que no le impide seguir ayudando estas semanas, aunque sea por teléfono, a mujeres víctimas de sus parejas.

¿Cómo asume el confinamiento después de tantas semanas?

—Mal. Cuando doy una vuelta con Cubi, dos pasos que doy y me duelen todos los músculos por la falta de ejercicio. Luego tengo muchos temas de víctimas, a las que no he podido acompañar al juzgado y estoy un poco angustiada porque hay mujeres con casos muy graves.

¿Cubi

—Lo saco dos veces al día. Una vuelta a la manzana y para casa. Y siempre corriendo porque para él es muy poco espacio. Normalmente, todos los días, un amigo lo lleva a nadar y a hacer varios kilómetros pero ahora... y no he querido dejarlo con nadie.

¿Cómo lleva la manutención?

—El primer día de alarma se me fastidió la nevera y tuve que comprar otra que me trajeron en tres días. Llene el congelador y la nevera en una gran compra, porque no quería que me pillaran esas aglomeraciones que hubo los primeros días.

Pero habrá tenido que reponer.

—Me quedan cosas y eso que cocino de todo, cocidos lentejas, solomillo... la verdad es que como poco al estar un poco larry, porque como no hago ejercicio y no salgo...

Y aprovecha el tiempo en casa.

—Me ha costado, pero he archivado en tres baúles un montón de papeles que tenía en casa sin ordenar. Me he quedado alucinada de la cantidad de escritos por mí que he encontrado.

¿Y la limpieza ordinaria?

—Ahora la hago yo, y me cuesta, acostumbrada a que te la haga otra persona. Como ama de casa soy muy mala pero la desinfecto constantemente con lejía, hasta un día le limpie a Cubi porque me había sobado al perro en la calle todo el mundo. No lo he hecho más porque me dijeron que no era bueno.

Es estricta con la normativa...

—Sí, llevo los guantes aunque lo de la mascarilla lo llevo peor porque me asfixio. Siempre evito reunirme con alguien, las aglomeraciones y guardo dos metros, no metro y medio. Soy responsable por los demás, pero también por mí.

¿Cómo va su labor de presidenta?

—Trabajando, llamando por teléfono a víctimas, a ver que tal llevan esta situación. Más no puedo hacer porque están los juzgados cerrados. Ayer me dijo una madre que está luchando por la custodia de sus hijos que le han aplazado el juicio hasta octubre; no hay derecho.

¿Han recibido más llamadas de mujeres maltratadas?

—No, no llaman por teléfono casos nuevos y es mejor porque no queremos que les pillen llamando y las puedan matar. No deben llamar. Aunque ya veremos lo que pasa después, vamos a tener una avalancha.

Hay más denuncias policiales.

—Es posible; lo que tendrían que hacer los juzgados correspondientes es pasar a la Ertzaintza y a las Policías Locales la lista de mujeres pendientes de decisión judicial y que viven con sus maridos, para que vayan por las casas interesándose por su situación. Ellas no se sentirán solas y ellos se darán cuenta de que hay un seguimiento. Pues no hacen ni caso.