Bilbao - Asturiana pero residente en Bilbao, Marta Lobo todavía no ha salido de vacaciones con Renton, su cachorro de border collie de cuatro meses. Su último viaje le llevó dos días a Ibiza, “al cumpleaños de una amiga”, y luego a Inglaterra otros tres días, “a buscar a mi hermana”. “Con él, era complicado”, admite. Se quedó en la finca que una tía suya tiene en su Asturias natal. “Tanto mi tía como mis suegros tienen fincas con prado. Así que cuando lo cogí ya les pregunté si, en caso de tener que marcharme y no poder llevarle, se podían hacer cargo de él”, explica. “Si me lo puedo llevar, bien; si no, sé que va a estar bien atendido en casa de mi tía. Tienen tres perros más y mucho terreno”.

Tampoco le acompañará a su próxima escapada, en septiembre, pero sí al viaje que tiene preparado para octubre al sur de Francia. “He cogido una casa que admiten animales, así que me lo llevo. Siempre que sea un viaje en coche, se va a venir conmigo de vacaciones”, avanza.

En apenas dos meses conviviendo con Renton, apenas ha conseguido acumular experiencia respecto a lo que supone viajar con una mascota a un lugar turístico, bien sea en verano o en cualquier otra época del año. Viajera empedernida, su reciente maternidad también le limita de momento la posibilidad de pensar en destinos lejanos o viajes con muchas visitas, por lo que considera que un perro puede encajar fácilmente con su nueva forma de afrontar las escapadas vacacionales. “Todavía no tengo incorporado el chip de buscar un destino que sea más adecuado perros”, admite entre risas. “Quizá un poco más adelante sí, pero no es un requisito que me marco de momento a priori a la hora de buscar un destino u otro”, afirma.

Eso sí, en apenas dos meses, ya ha experimentado las dificultades de encontrar alojamientos que admitan mascotas. “No creo que haya mucha oferta... Hace unas semanas queríamos habernos ido a Burgos y no había muchos hoteles que admitieran perros. En avión, por ejemplo, no todas las compañías admiten perros grandes, así que es complicado. Y el máximo son ocho kilos, con transportín incluido”, enumera esta azafata de profesión. - A. A.