Bilbao - Pablo Ibar, ciudadano vascoamericano y sobrino del conocido el boxeador vasco José Manuel Ibar Azpiazu, Urtain, logró esquivar ayer la condena a muerte, al no conseguir el jurado la unanimidad necesaria para una sentencia de pena capital, como pretendía la Fiscalía, por el triple asesinato ocurrido el 27 de junio de 1994 en Miramar, en el Estado de Florida, de Casimir Sucharski, propietario de un club nocturno, y de las bailarinas Sharon Anderson y Marie Rogers. El Tribunal popular le condenó, sin embargo, a cadena perpetua, mientras la defensa ya prepara recurso para lograr su libertad.

Pablo Ibar, de 47 años de edad, ha pasado 25 años de su vida en prisión, 16 de ellos en el corredor de la muerte, en la cárcel de Raifrod. En 2016 la Corte Suprema de Florida anuló la sentencia de pena de muerte y ordenó repetir el juicio, al determinar que había tenido “una defensa ineficaz” y había sido condenado a partir de pruebas “débiles e escasas”.

Pese a los 25 años de proceso extraordinario, este no concluirá con la sentencia del jurado de ayer porque la representación legal del acusado ya prepara recurso, al considerar que tiene “armamento probatorio más que sobrado” para lograr su excarcelación.

En este cuarto juicio celebrado en el Tribunal de Fort Lauderdale, los miembros del Jurado -siete mujeres y cinco hombres, de los cuales cinco son afroamericanos, cuatro hispanos y tres anglosajonas- condenaron a Ibar a cadena perpetua, tras declararle culpable el 19 del pasado enero.

El sobrino del mítico Urtain fue detenido el 14 de julio de 1994 en Miami Dade por allanamiento de morada y robo, delitos por los que fue condenado a ocho años de cárcel. El 8 de agosto de ese mismo año fue acusado del triple crimen cometido en Miramar, pese a que Pablo Ibar siempre defendió su inocencia y aseguró que esa noche había estado con su novia, Tanya Quiñones, con la que se casó.

El primer juicio fue declarado nulo por falta de acuerdo del jurado; el segundo, aplazado, pero en el año 2000 se le consideró culpable y fue condenado a muerte. Tras los recursos de la defensa, en 2016 el Tribunal Supremo de Florida anuló la condena a muerte y ordenó repetir la vista.

VÍDEO Ayer, las partes presentaron sus conclusiones finales y la Fiscalía reiteró su petición de condena a muerte para el acusado. La representante del ministerio público, en su último alegato, aseguró que Pablo Ibar no es el “buen hombre” que su familia ha descrito con sus testimonios en la vista oral, sino “un asesino”.

Además, volvió a solicitar que se visionara el vídeo en el que se ve el triple crimen de Miramar. “Ustedes son testigos oculares de la pesadilla. 22 minutos que terminaron con la vida de estas tres personas”, afirmó la fiscal dirigiéndose al tribunal popular.

Una cámara de seguridad instalada en el domicilio de Casimir Sucharski grabó a dos hombres, con la cara tapada, que irrumpían en su salón, golpeaban a las víctimas y, después, les mataban a tiros, aunque estas últimas imágenes fueron eliminadas de la grabación que pudieron ver los doce miembros del jurado y los asistentes a la sala del juicio. Además, en la cinta también se observa que uno de los asaltantes se quita la camiseta con la que cubría su rostro. Las imágenes, de muy mala calidad, fueron las que llevaron a la detención de Pablo Ibar y a su condena a muerte en el año 2000.

Los abogados del procesado intentaron convencer a los miembros del jurado de que Pablo Ibar no debía ser condenado a la pena capital. Para ello, insistieron en los “nexos” que Ibar tiene con su familia.

CADENA PERPETUA Posteriormente, el Jurado se retiró a deliberar. Tras el receso, se volvió a citar a las partes y el coordinador del Tribunal popular dio a conocer la sentencia.

Durante el proceso, Dennis Bailey ha aceptado la mayoría de las pruebas y testigos solicitadas por el ministerio público, mientras que rechazó gran parte de las mociones planteadas por la representación legal del acusado, por lo que los abogados defensores de Ibar consideran que tienen argumentos más que suficientes para impugnar la sentencia.

Entre otras cosas, Bailey apartó del jurado a la persona que se retractó posteriormente del veredicto, al alegar que había recibido “presiones”, sin investigar los hechos, y también permitió que en la segunda parte del juicio, a instancias de la Fiscalía, el tribunal popular tuviera en cuenta un caso de robo y allanamiento de morada cometido en Miami Dade tres semanas después del triple crimen en Miramar, por el que Ibar fue condenado a ocho años que ya cumplió.

Durante la vista oral, el propio Ibar perdió los nervios en la sesión del pasado lunes y acusó al juez de ir contra él y de favorecer “constantemente” al ministerio público.

Según el portavoz de la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar, Andrés Krakenberger, la vista oral ha estado “plagada de irregularidades”, lo que les permite tener esperanzas en que se volverá a anular. No obstante, apuntó que, el nuevo proceso del recurso de apelación se prolongaría durante seis años y considera que organizar una repetición de la vista oral supondría dos años más. - E. P.