bilbao - En su intento de vestir la llamada al president catalán, Quim Torra, Pedro Sánchez anunció el miércoles una amplísima ronda de contactos, que también supondrá que el PSOE llame a todos los partidos con representación parlamentaria, sin excepción. Este movimiento supone que hable con EH Bildu, y también con la ultraderecha de Vox, lo que implica, en definitiva, no aplicar un cordón sanitario a la formación de Santiago Abascal, que plantea un retroceso en términos de autogobierno, de derechos sociales y en materia de igualdad entre mujeres y hombres. El PSOE había sido muy crítico con los pactos del PP y Ciudadanos con Vox en Andalucía o Madrid. Pero este movimiento, sin embargo, ha causado aún más desconcierto en Vox, que no se coordinó para ofrecer una valoración a la prensa. Mientras su presidente, Santiago Abascal, se negaba a participar en una ronda donde la clave esté en la negociación con ERC, el secretario general, Javier Ortega Smith, se lo tomaba con normalidad.

En un mensaje en redes sociales, Abascal avanzó que Vox no se sentará con la socialista Adriana Lastra mientras Sánchez siga negociando con “los enemigos de España”. “No vamos a contribuir al blanqueamiento de Bildu, ni del comunismo bolivariano ni del golpismo”, dijo en Twitter. Por contra, Ortega Smith consideró “lógico” y “correcto” que estén citados.

Por otro lado, el líder del PP, Pablo Casado, confirmó que tiene intención de ir a la reunión con Sánchez, prevista para el lunes a las 9.30 en el Congreso. Lo hará por cortesía, pero con un planteamiento inflexible contra su investidura y su intención de que los presidentes autonómicos le sirvan de “comparsa” para tener bilateralidad con Torra. A la portavoz de C’s, Inés Arrimadas, le llegará el turno a las 11.00 horas. Por lo tanto, no se producirá una reunión a tres como ella quería para presionar a favor de un gobierno constitucionalista en el Estado. - M. V.