OÑATI. El preso de ETA, que ha abandonado esta mañana la prisión de Topas (Salamanca) tras cumplir 22 años de prisión, se ha dirigido a la herriko tabernade Oñati atravesando un pasillo formado en la calle por cientos de personas que portaban ikurriñas y banderas en favor de los reclusos.

Los concentrados han aplaudido y jaleado a Ugarte, entre gritos en favor de la liberación de los presos de ETA, mientras sonaban cohetes y se encendían bengalas en honor del secuestrador de Ortega Lara.

Ugarte ha atravesado el pasillo acompañado de sus familiares y ha accedido a la herriko taberna, en cuyo interior ha continuado el homenaje.

El propio Ayuntamiento de Oñati, gobernado por EH Bildu, se había hecho eco a través de su web oficial y de sus redes sociales de la puesta en libertad de Ugarte y de su llegada al pueblo.

En varios puntos de Oñati se pueden ver pancartas con mensajes de bienvenida al recluso.

Se trata del segundo recibimiento de estas características que se realiza en las calles de Gipuzkoa este fin de semana, después del tributado ayer en Hernani en honor de José Javier Zabaleta "Baldo".

Durante el acto de este domingo en Oñati, varios participantes han increpado, insultado y amenazado a los informadores que habían acudido a cubrir el recibimiento e incluso han llegado a zarandear a alguno de ellos.

Ugarte Villar, que fue condenado por diferentes delitos a más de 200 años de prisión, fue detenido el 1 de julio de 1997, la noche en la que la Guardia Civil arrestó al comando que había secuestrado durante 532 días al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara.

Por este crimen fue condenado a 32 años de cárcel, mientras que por el secuestro del industrial Julio Iglesias Zamora, en el que también participó, fue sentenciado a 14 años de prisión.

También cumplía una pena de 36 años de cárcel por haber construido el zulo de Arrasate en el que Ortega Lara e Iglesias permanecieron secuestrados.

La condena más importante por la que cumplía prisión fue de 145 años de cárcel, por el atentado contra una patrulla de la Guardia Civil en la carretera Oñati-Legazpi en agosto de 1987, que causó la muerte a dos agentes y heridas a doce.

También fue sentenciado a otros 26 años de prisión por su participación en un atentado con una bomba-lapa contra un guardia civil, que resultó gravemente herido, cometido el 13 de mayo de 1985 en Arrasate.