Dublín - Irlanda del Norte participa en unas elecciones generales británicas marcadas por el Brexit y que ha relanzado el debate sobre la reunificación de la isla de Irlanda. Están en juego 18 de los 650 escaños que tiene el Parlamento británico, un número pequeño si se tiene en cuenta el enorme impacto que tiene sobre este territorio la salida del Reino Unido de la UE. Diez de esos asientos los ocupó en la anterior legislatura el ultraconservador Partido Democrático Unionista (DUP), probritánico y principal representante de la comunidad protestante. A ojos del DUP, el acuerdo del Brexit que la ex primera ministra Theresa May selló con Bruselas no ofrecía garantías y sus diputados en Westminster, de los que dependía para gobernar en minoría, lo rechazaron en hasta en tres votaciones. Su sucesor, Boris Johnson, tampoco logró el “sí” de los unionistas. Las encuestas predicen ahora que los tories (conservadores) podrían lograr la mayoría absoluta. Johnson no necesitaría al DUP y seguiría adelante con su plan.

Es un Brexit que, por diferentes motivos, ninguno de los grandes partidos en Irlanda del Norte quiere, ya sean nacionalistas o unionistas, recuerda Cathal McCall, profesor de Política en la Queen’s University de Belfast. El DUP ya dijo que se sintió “traicionado” por Johnson, pues su acuerdo de divorcio prevé establecer una barrera aduanera en el mar de Irlanda. De esta manera, la divisoria entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda seguiría siendo invisible, lo que resulta clave para sus economías, altamente conectadas, y para el proceso de paz.

El segundo partido norirlandés, el Sinn Féin mayoritario entre la comunidad republicana, se opone a cualquier Brexit. Para estas elecciones, los republicanos han acordado con otras fuerzas nacionalistas y antibrexit, como los Verdes, pactar candidaturas en circunscripciones clave, a fin de desbancar a los aspirantes unionistas. Su plan a medio plazo, expone McCall, es desgastar al DUP y aumentar la presión sobre el Gobierno británico para que acepte celebrar un referéndum sobre la reunificación, tal y como permite el acuerdo del Viernes Santo (1998), el texto que puso fin a más de tres décadas de conflicto en la región.

Según el experto, la prioridad durante estos 20 años de proceso de paz ha sido lograr cierta estabilidad política y acabar con la violencia, por lo que se veía como un objetivo muy lejano cualquier cambio en la situación constitucional del Ulster. Ahora no descarta que Londres pueda convocar una consulta popular sobre este delicado asunto en “unos cinco años”.

Unionistas por la UE “El Brexit ha complicado las cosas, porque se ha estimado que un tercio de la población unionista es partidaria de seguir en la UE y quizá votó al DUP en el pasado pero ahora cambiará. Obviamente no votará al Sinn Féin, pero tiene otras alternativas, como el Partido Alianza (multiconfesional) o los Verdes”, indica McCall. El electorado norirlandés es “tribal” y las “diferencias entre nacionalistas y unionistas no han desaparecido”, pero el Brexit ha agregado un nuevo factor. “Ha obligado a la gente a preguntarse si es mejor permanecer en el Reino Unido o estar dentro de la Unión Europea, opción que pasaría por integrarse en la República de Irlanda”, declara McCall.

Si el Partido Laborista de Jeremy Corbyn tuviera opciones de formar un gobierno de coalición con otras fuerzas, el Sinn Féin podría acudir al Parlamento y contribuir significativamente a una alianza que lleve al referéndum.