Londres - El nuevo acuerdo del Brexit al que llegaron ayer jueves Londres y Bruselas se enfrenta todavía al espinoso proceso de ratificación en el Parlamento británico, que ya tumbó en tres ocasiones el anterior pacto y donde tampoco ahora hay una mayoría clara que lo respalde. El norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), clave para formar mayorías en la Cámara de los Comunes, ha avanzado que no apoyará el texto. Su negativa ha evaporado parte del optimismo que había generado el anuncio de un nuevo tratado de salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).

La cotización de la libra esterlina se disparó tras conocerse que había un acuerdo, algo que se consideraba improbable hace apenas una semana, pero perdió el terreno ganado cuando el mercado comprobó que el primer ministro británico, Boris Johnson, no tiene asegurado el respaldo parlamentario.

El nuevo pacto prevé controles aduaneros para las mercancías que crucen entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido. Los unionistas se oponen a esa solución porque consideran que pone en jaque la “integridad” territorial del país.

Johnson se encuentra en una situación similar a la que ya vivió su antecesora en el cargo, Theresa May, que no logró que el DUP -sobre el papel sus socios parlamentarios- diera el visto bueno al pacto que había firmado. Pese a las dudas, el Gobierno de Johnson asegura que esta vez puede reunir los apoyos necesarios. “No contemplamos la derrota”, recalcó el ministro del Gabinete, Michael Gove, uno de los hombres fuertes del equipo del primer ministro.

“Tengo mucha confianza en que cuando mis colegas en el Parlamento estudien este acuerdo querrán votar a favor”, afirmó por su parte Johnson desde Bruselas.

La Cámara de los Comunes prevé votar mañana el nuevo acuerdo en una sesión extraordinaria en la que prácticamente ningún escenario está descartado. El mandatario conservador necesita el voto favorable de 320 diputados, pero solo cuenta con 288 parlamentarios conservadores.

La negativa de los diez diputados del DUP pone en serios aprietos los planes de Johnson, que tampoco tiene confirmado el respaldo de la facción más euroescéptica de su propio partido, en la que se encuadran 28 parlamentarios.

y los expulsados Para complicar aún más su situación, necesita que los 21 diputados conservadores que expulsó hace pocas semanas por ir en contra de un Brexit duro, ahora independientes, le apoyen también. Así como los nacionalistas escoceses, tercera fuerza en el Parlamento y que ayer adelantaban que su voto será negativo. La moción que presentará el Gobierno para buscar la luz verde al tratado de salida de la UE será enmendable y no habrá un límite de tiempo para debatirla.

Los partidos de la oposición, por lo tanto, tendrán la posibilidad de plantear opciones alternativas a la que plantee el Ejecutivo, como la celebración de un referéndum de confirmación en caso de que el acuerdo logre ser ratificado.

El portavoz laborista para el Brexit, Keir Starmer, ha exigido a Johnson que convoque un plebiscito para preguntar a los británicos si prefieren abandonar la UE bajo los términos de su pacto o bien permanecer en el bloque comunitario.

El líder de la formación, Jeremy Corbyn, rechazaba sin embargo desvelar si tiene intención de presentar una enmienda en ese sentido en la sesión de mañana.

En caso de que Johnson no cuente con suficientes apoyos por parte del DUP y los conservadores euroescépticos, algunos focos se centrarán en un grupo de 19 diputados laboristas que en las últimas semanas se han mostrado favorables a un acuerdo.

Elegidos por circunscripciones favorables al Brexit, esos parlamentarios han firmado una carta en la que exigen que la ruptura con la UE no se retrase más, por lo que no está descartado que se alineen con el Gobierno para apoyar el pacto.

Si el Parlamento británico tumba una vez más el tratado negociado en Bruselas, una ley impulsada por la oposición obligará a Johnson a enviar este mismo sábado una carta a la UE solicitando una prórroga a la ruptura con el bloque.

El primer ministro ha insistido en las últimas semanas en que no tiene intención de retrasar el Brexit en ninguna circunstancia, aunque miembros de su equipo han confirmado en diversas ocasiones que el Ejecutivo cumplirá la legislación si se ve “obligado”. En caso de perder la votación en los Comunes, Johnson trataría previsiblemente de convocar unas elecciones anticipadas. La oposición ha vetado hasta ahora esa posibilidad, aunque los laboristas se han comprometido a aceptar unos comicios si desaparece la amenaza de un Brexit sin acuerdo.