bilbao - En la relación de pareja que mantienen Raimundo Ulloa y Francisca Montenegro, él es el bueno y ella la perversa y malvada. Ramón Ibarra se ríe cuando habla de las características de los personajes a los que dan vida él y María Bouzas. Ellos se quieren, pero no todas las heridas están cerradas tras más de 2.000 capítulos de emisión. Los oscuros secretos de Puente Viejo son tentáculos difíciles de controlar.

Como sigan así van a alcanzar a ‘Goenkale’ en número de episodios.

-¡Ojalá! Goenkale superó los 3.000 capítulos, un récord que en muchos sitios no se tiene en cuenta pero fue una serie histórica. Y nosotros vamos a por ella.

¿Cree que la van a alcanzar?

-Nunca se sabe. Son 2.000 capítulos y no suele pasar todos los días aunque sean series diarias. Tiene un equipo bastante estable, ha continuado todos los días al pie del cañón en esta amarga travesía del desierto para actores y técnicos. En este refugio de El secreto de Puente Viejo hemos podido sobrevivir en muy buenas condiciones, con muy buena compañía y haciendo lo que más nos gusta.

Más de siete años?

-En realidad son ocho años. El estreno para televisión fue un 23-F?

¡Vaya fecha!

-Pues mira, a mí esa fecha no me va mal en lo profesional, también se estrenó un 23 de febrero El florido pensil. Es una fecha que da suerte, lo que se hace partiendo de ella parece que dura; esperemos que en lo político no. Son ocho años y continuamos, qué milagro... Pero a lo mejor no es milagro, quizá sean buenos guiones, una historia interesante y un buen equipo.

Igual que la Montenegro, usted está en la serie desde el principio.

-Desde los primeros capítulos, y creo que soy el actor que más episodios ha hecho. Me hace gracia la de records que batimos en todos los terrenos. Seguimos en forma, el aburrimiento no ha podido con nosotros. El aburrimiento es lo que más puede temer un actor cuando está trabajando con personajes de larga duración.

Se quejan de que hay poco trabajo y después reconocen que un personaje largo les puede aburrir.

-Puede ocurrir. A mí me ha pasado, no diré en qué espectáculo, pero llega un momento en el que piensas: Este personaje no me aporta nada, no tiene ningún sentido seguir dándole vida.

¿Se ha aburrido con Raimundo?

-No es el caso, con Raimundo he recorrido todos los apartados. Por un lado me apasiona el personaje y por otro, me apasiona la historia que estoy contando.

Es muy dramática y folletinesca.

-Soy consciente de ello, pero con unos guiones muy bien hechos y, sobre todo, que gustan al espectador, y esto es lo más importante. Otras veces es el encuentro en el lugar de rodaje con los amigos para seguir en la pelea. También ayuda el apoyo del equipo de dirección que te da ánimos y, sobre todo, trabajo. Cuando te dan ideas y lugares para circular, todo es más fácil y no te aburres. El conjunto de todos estos compañeros de viaje es lo que hace que vayamos contentos a trabajar. Lo de cobrar a fin de mes también importa.

Fundamental, ¿no?

-Ja, ja, ja? Y que lo digas, al menos para mí sí, supongo que para los demás también. Tener esta serie en los peores años para la profesión ha sido muy importante.

Raimundo, enamorado de la mala, de Francisca Montenegro, desde siempre.

-Es que ella no es tan mala como parece?

Lo que hace el amor, aunque sea pura ficción.

-Las malas experiencias en la vida son la que te pueden llevar a ejercer un papel u otro. Pero sí, es cierto, Raimundo siempre ha estado enamorado de Francisca y viceversa.

Al principio ella le odiaba.

-Disimulaba, siempre le había querido y prueba de ello es que ahora están casados y son felices.

¿Y comen perdices?

-No siempre. Es más, cuando estamos en momentos muy dulces y tranquilos yo les digo a los guionistas que metan un poco de cizaña entre los dos, que es más divertido, las tramas son más ágiles y regañar es muy bueno en cualquier relación.

Vamos, que ni contigo ni sin ti.

-Algo por el estilo, qué le vamos a hacer.

Si tuviera que hacer balance?

-Sería muy ingrato hacerlo en negativo, mentiría. Es una serie que me ha permitido vivir en momentos muy aciagos para la profesión, ya lo he comentado antes. Esto en cuanto a seguridad. Pero me he sentido, me siento, feliz metiéndome en la piel de Raimundo todos los días.