Las dos opciones tienen sus fieles seguidores. Es una opción muy personal, nosotras vamos a citar las principales ventajas de cada opción.

Vamos a empezar con las cocinas abiertas al salón. En primer lugar, las cocinas abiertas dan más sensación de amplitud, suele ser la decisión más recurrente para aquellos que cuentan con cocinas más bien pequeñas. Además, conseguiremos más luz, ya que en principio las zonas de estar o los salones cuentan con más luz.

Otra de las razones a la hora de decantarnos por esta opción, es potenciar la unión con el resto de los miembros del hogar o con los invitados, ya que la cocina no se quedará aislada y podrás mantener una conversación o vigilar a los niños (si los hubiese).

De todas maneras, antes de tirar ningún tabique, lo mejor es que contemos con la ayuda de un profesional y nos distribuya bien el espacio, ya que a veces se tira el tabique y no conseguimos la funcionalidad que teníamos en mente. Muy a tener en cuenta también los electrodomésticos que compremos, procurar que sean lo más silenciosos posibles y que no desentonen con el entorno.

El caso de las cocinas cerradas, es la opción más tradicional, para los que se resisten a compartir los dos espacios. Lo que conseguimos es más privacidad, sobre todo si eres un poco desordenado. El salón es para estar en calma y ver que la cocina está sin recoger, puede no ser una buena idea. Por otro lado, aunque a día de hoy haya electrodomésticos muy buenos, en muchas ocasiones puede haber problemas con los olores y con los ruidos, a pesar de las fantásticas campanas extractores que existen en el mercado.

Otra de las ventajas de la cocina cerrada es que al tener dos espacios diferenciados, nos permite jugar más con distintos estilos a la hora de decorar.

Para los más dudosos, existe la opción intermedia, la cocina semiabierta. Consigue las ventajas de la cocina abierta, pero separando muy bien los dos espacios, por ejemplo con fronteras de cristal o dejando los dos espacios sin puertas.