Un informe de la Red de Evidencia de Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto de manifiesto que el cribado poblacional de los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) no tiene ningún efecto sobre la reducción de la morbilidad y mortalidad por esta causa.

Además, el organismo ha observado que, si bien la detección de ECV preclínica tuvo algún efecto en la reducción de la mortalidad y los resultados negativos relacionados con el aneurisma aórtico abdominal (AAA), la evidencia estaba desactualizada debido a los cambios en los factores de riesgo de la población y a las mejoras en el tratamiento.

Por ello, para reducir los riesgos de enfermedades cardiovasculares, que también se asocian con peores resultados de Covid-19, el informe propone algunas medidas alternativas para que las consideren los responsables políticos de la Región de Europa de la OMS.

En concreto, aconseja revisar los programas de cribado sistemático a nivel de población para el riesgo de ECV y los factores de riesgo de ECV (si ya existen), evitar iniciar nuevos programas análogos y considerar métodos alternativos para lograr los resultados deseados en la reducción de la carga de ECV; así como reevaluar los programas actuales sistemáticos a nivel de población para el cribado de AAA, teniendo en cuenta los cambios en los factores de riesgo y la mejora del tratamiento.

También aboga por aguardar los resultados de los ensayos de calidad actuales sobre la efectividad del cribado de otras ECV preclínicas antes de considerar la implementación de dichos programas. "Si bien la evidencia sugiere que el cribado a nivel de población no es efectivo, es fundamental que los responsables de la formulación de políticas no descarten el valor potencial de la búsqueda de casos, que implica evaluar a los pacientes que pueden estar en riesgo de ECV cuando utilizan el sistema de atención de la salud", han dicho desde el organismo.

Finalmente, ha asegurado que un programa eficaz de prevención de las enfermedades cardiovasculares incorpora múltiples estrategias fiscales y políticas (incluido el control del tabaco, la reducción de la sal y la eliminación de las grasas trans), así como el manejo de los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión en la atención primaria de salud, que pueden ser respaldados eficazmente por las recomendaciones de la OMS herramientas.