CUANDO la salud del planeta está en juego, la gastronomía aporta su receta para lograr un futuro sostenible. Surge así un concepto de cocina que tiene en cuenta el origen de los ingredientes, cómo se cultivan y cómo llegan a los mercados y, finalmente, a los platos, lo que se ha venido a denominar gastronomía sostenible.

Este término fue establecido por la Organización de las Naciones Unidas con objeto de darle apertura a lo relacionado con la diversidad natural para el consumo de alimentos que no tengan un impacto negativo sobre el medio ambiente.

Precisamente, la pandemia del covid-19 ha puesto más de relevancia que nunca la gastronomía sostenible, que celebra los ingredientes y productos de temporada y contribuye a la preservación de la vida silvestre y las tradiciones culinarias. Si bien el concepto va más allá de esta realidad cercana, apelando a una concepción de un mundo en el que los alimentos son nutritivos y accesibles para todos y los recursos naturales se gestionan de manera que mantengan las funciones del ecosistema para apoyar las necesidades humanas actuales y futuras.

Así las cosas, los agricultores, pastores, pescadores, silvicultores y otros habitantes de zonas rurales tienen la oportunidad de participar activamente y beneficiarse del desarrollo económico, tener condiciones de empleo decentes y trabajar en un entorno de precios justos.

Por gastronomía sostenible se entiende aquella que emplea productos de cercanía y de temporada, preferentemente agroecológicos. O bien, a falta de cultivos locales, utiliza productos procedentes de Comercio Justo y Responsable.

Tiene en cuenta el impacto ambiental en la producción de los alimentos empleados, eligiendo los que producen menor huella de carbono.

Reduce el consumo de energía, empleando utensilios de cocina como el hierro, la cerámica o el cristal, que retienen mejor el calor, consumiendo la energía estrictamente necesaria y optando por los electrodomésticos que menos consumen para su preparación y conservación.

La gastronomía sostenible usa el agua de forma eficiente, reduciendo la cantidad a lo imprescindible y la reutiliza si es posible. Además, recicla los envases y evita el uso de plásticos o los reutiliza, procurando el desperdicio cero y reduciendo, reutilizando y reciclando los restos de comida.

El objetivo último es crear conciencia para adquirir nuevos hábitos alimenticios, los cuales contribuyan no solo al bienestar de la población mundial, sino también, a la protección y preservación de los recursos que provienen de la tierra, y que contribuyan a vivir en un planeta más sostenible.

En la actualidad, ante los momentos difíciles que está atravesando el planeta debido a los cambios climáticos, enfermedades, falta de empleo y tantos otros problemas, urge un cambio de visión de los seres humanos, pensando en que las generaciones futuras puedan disfrutar de un planeta con suficientes recursos.

En este sentido, la gastronomía sostenible aporta una salida positiva gracias a sus bondades. Estas son la protección y conservación de la biodiversidad en toda la tierra, así como la posibilidad de que no se degraden los ecosistemas; la salud y la buena nutrición para millones de personas que en el mundo se alimentan a base de productos químicos y elaborados, a la larga causantes de enfermedades y muertes.

Con todo, la celebración hoy del Día Internacional de la Gastronomía Sostenible intenta inculcar a la sociedad en general unos hábitos alimenticios más respetuosos con el medio ambiente.