MÁS elegante y glamurosa que nunca, Biarritz vive todo el año al ritmo de sus festivales, sus ballets, sus eventos culturales y deportivos, con el surf y el golf a la cabeza. Tanto en verano como en invierno, la localidad de Iparralde es siempre un buen destino para todo tipo de escapadas: cultural, romántica, vigorizante...

Así la vende Atout France, la Agencia de desarrollo turístico de Francia, que recientemente ha presentado su oferta en Bilbao. De ella, por cercanía y vínculos con el sentimiento euskaldun, destaca Biarritz, localidad situada al borde del océano y al pie de los Pirineos y marcada para siempre por el paso de la emperatriz Eugenia de Montijo y Napoleón III.

Cualquier visitante debe enfrentarse a la majestuosidad del Hôtel du Palais, uno de los emblemas de Biarritz desde que se construyera, en 1854. Antigua residencia imperial, este edificio del Segundo Imperio se muestra orgulloso de su categoría como Palacio y de su marca del Patrimonio Vivo.

Biarritz seduce sobre todo por su riqueza arquitectónica y por la belleza de sus paisajes. La ciudad ofrece una muy grande diversidad de playas sobre seis kilómetros: acantilados, rocas, arena, arroyos, extensiones que corren hasta el horizonte de las montañas a marea baja... En invierno resultan ideales para el paseo tranquilo entre el olor a salitre.

del golf al surf La ciudad, que gracias a la emperatriz Eugenia se transformó de antiguo puerto de pescadores en una estación termal de moda, sigue siendo hoy en día un destino estrella para los aficionados al golf, el surf, la pelota, la puesta en forma y el turismo de negocios.

Capital de la talasoterapia, apreciada desde décadas por la suavidad del clima y los beneficios del agua del mar, es también mundialmente famosa por el golf -se extienden 16 recorridos de golf en un radio de 100 kilómetros- y desde 1957, del surf. Desde hace más de medio siglo, la ciudad se impone como un destino ineludible para ese deporte y ha recibido la marca Ciudad de Surf -3 estrellas sobre 3- concedida por la Federación Francesa de Surf.

La ciudad seduce también por su convivencia y su alegría de vivir, y la actividad ciudadana se mueve todo el año sobre todo alrededor de su mercado cubierto. También atrae a los amantes del arte, especialmente de la danza.