Josu Cortázar es director general de Meuri, grupo líder de ventas en Bizkaia fundado por Luis Uriona, que representa a SEAT, Mazda, Kia y Opel. La crisis le ha quitado horas de sueño que ha empleado en analizar la situación y preparar el futuro, que encara confiado. "Coincidimos todos en el diagnóstico, estamos ante una problemática mundial que nos ha pillado desprevenidos. Entendemos que es temporal".

La emergencia ha cortado su buena racha.

—Habíamos empezado el año muy bien, íbamos a cerrar un muy buen primer trimestre. Lo que sucede es que fruto de la alerta del Covid-19 y

del real decreto con restricciones a la movilidad y a la apertura de tiendas, nosotros, que somos minoristas del comercio de vehículos, nos tenemos que adaptar. Lo primero que hacemos es activar un plan de contingencia que persigue, antes que nada, salvaguardar la salud y la

seguridad de nuestros profesionales y clientes. El propio día 17 comunicamos a todos los empleados que no acudieran a trabajar, sin perjuicio

de otras medidas que se pudieran aplicar. Luego, por responsabilidad y por seguridad jurídica de todos, hemos tenido que presentar un ERTE de suspensión para el 100% de la plantilla, integrada por doscientas personas. Adicionalmente hemos adoptado otras medidas para contener el gasto y salvaguardar la liquidez de la empresa.

¿Saldrá adelante el sector?

—Para eso contamos con los planes de ayuda que están activando el gobierno y las instituciones. Y, por supuesto, con el apoyo de los fabricantes, que nos están comunicando tranquilidad y transmiten medidas que van a mitigar los efectos negativos de este tiempo de aislamiento. Las marcas han tenido una reflexión interna importante y la conclusión a la que han llegado es la de apoyar a las redes activando planes graduales que se adapten a la situación. Es algo parecido a lo que hace el gobierno, que inicialmente tomó unas medidas que prácticamente a diario se van reajustando.

Transmite confianza€

—Yo soy optimista. Estamos en situación inicial de shock y no somos todavía conscientes de hasta dónde va a llegar. El gobierno ha comunicado que se va a alargar este periodo de confinamiento. Estoy convencido de que la vuelta a la normalidad va a ser gradual. La clave es que la gente aguante el aislamiento en sus casas. Por lo que se ve, el ánimo está muy alto y seguro que es así por responsabilidad social que nos caracteriza.

¿Qué decisiones va a requerir la recuperación económica?

—La administración tiene muy claro que esto va para largo, con lo cual existirán estímulos. Todas las instituciones monetarias y financieras

parece que van a flexibilizar las medidas que tenían a nivel de déficit. Eso va a permitir que el exceso de liquidez del sistema pueda fluir a las empresas. Es la gran diferencia que existe entre la situación actual y la crisis de 2008. Va a haber estímulos para que las empresas vuelvan

a la normalidad, para que la gente recupere sus rutinas y se vuelva a consumir. Estoy convencido, además, de que los fabricantes se van a unir con ayudas tanto para sus redes y como para los clientes. Y lo último, pero más importante, algo que no sé si valoramos del todo: la motivación a nivel de sociedad para afrontar esta crisis conjuntamente, con toda la responsabilidad del mundo, y salir unidos de ella. Eso va a influir positivamente. Es indudable que vamos a vivir momentos complicados, ahora con el aislamiento son los más difíciles, pero con el apoyo de todo

el mundo vamos a volver a la normalidad económico-financiera y, si cabe, más fortalecidos de lo que estábamos.

En algún sentido, este periodo nos ha de servir a todos para reflexionar. ¿Se marca plazos?

—La consejera de industria ha hablado de tres meses para la recuperación. Yo creo que es el tiempo que falta para volver a la rutina. Pero por

lo menos necesitamos seis meses más para volver a los volúmenes de antes. Hay que tener en cuenta que esto es una crisis mundial, estamos

tan globalizados que nos influye no solo la situación local sino la mundial. Igual que China se está recuperando, Europa se va a recuperar.

¿Y el automóvil, en concreto, cuándo levantará cabeza?

—Hablamos de tres meses de actividad no normalizada, a partir de ahí tenemos que volver a una senda de cierta normalización. Hay que tener

en cuenta que tenemos una posventa muy fuerte. Hemos aumentado el parque circulante inherente a la actividad de los servicios oficiales de una manera exponencial. Vamos a tener un boom de gente que va a necesitar venir a los talleres. Y en nuestro negocio, si bien es cierto que el volumen viene de las ventas, la rentabilidad viene del taller. Siempre nos centramos, a niveles de actividad, en la facturación, pero a veces hay que centrarse también en la rentabilidad. No quiero pecar de excesivamente optimista, pero creo que es el mensaje que hay que lanzar.