BADAJOZ. "Somos de la Agencia Tributaria. Hemos venido a embargar su boda". Así comenzó la pesadilla de dos novios que se casaron el pasado 1 de junio en Badajoz. Todo era perfecto hasta que Hacienda interrumpió su día. Al principio pensaron que los inspectores buscaban pagos en dinero negro o investigaban los regalos. Según supieron después, tenían que embargar el pago de su boda porque su empresa de catering debe dinero a la Agencia Tributaria. El objetivo de los inspectores era averiguar cuál era su contrato con este negocio e interceptar el pago, es decir, que los novios le diesen el dinero a Hacienda para paliar la deuda fiscal del catering. Sin embargo, el proceso provocó que se quedasen sin cortar ni comer tarta, sin brindar con champán y sin aire acondicionado a 43 grados.

Por otra parte, el peor momento fue cuando la Guardia Civil pidió a la novia que saliese del baile para hablar con ella. "Estás a tope de felicidad y te ponen en el infierno", se lamenta el novio en el diario Hoy. Los afectados alegan que se estropeó parte del evento y que sufrieron daños morales. Por ello han contratado al abogado Eduardo Gil Mastro y van a presentar una reclamación de responsabilidad patrimonial a la Agencia Tributaria. "No entiendo la agresividad de ir a la boda, hablar con nosotros, llamar a la Guardia Civil... Podían notificarnos, como lo han hecho luego por escrito y por e-mail, que no debíamos pagar a la empresa porque quieren que hagamos el pago directamente a Hacienda como acreedores. Perdimos servicios, por no hablar del daño moral", relata el novio.