ERA secretaria en las oficinas que Martini y Rossi tenía en activo en Alameda Urquijo, allá donde hoy se ubican las galerías que han ido apagándose al compás de la noche de Bilbao, condenada al sueño eterno en los últimos años. La secretaria, digo, se llamaba Mercedes Lorenzo Sauto aunque no hizo fama ni fortuna bajo ese nombre sino con el apelativo de La loca de Arriquíbar o La loca de los sombreros. Todo tiene su porqué.

Al parecer Mercedes cayó presa del amor al quedar prendada del regente de un ultramarinos de la zona, Andrés Estebarán, con quien tuvo flirteos antes de que el hombre decidiese casarse con otra mujer. La cordura de Mercedes hizo entonces ¡clic! y la mujer se condenó a un amor tan eterno como imposible que le llevó a asentarse en la plaza de Arriquíbar, muy cercana a la tienda de ultramarinos para añorar o incomodar al hombre que había dejado de mirarla, de quererla. Era una venganza de locura, dijeron entonces.

Durante años la romántica plaza de Arriquíbar, hoy remodelada y puerta principal de acceso a la nueva Alhóndiga reformada por Philippe Starck, recibió la visita de una mujer que vestía de modo peculiar y usaba unos sombreros extravagantes, cuando no unos espectaculares turbantes. Se sentaba siempre en el mismo banco, daba de comer a los pájaros y, a modo de Penélope moderna, tejía calcetas sin cesar y sin quitar ojo, dicen, al comercio de su amado. Quienes fueron contemporáneos de esa mujer fueron testigos de cómo los niños del Colegio Santiago Apóstol y las niñas de El Pilar se reían de su aspecto al verla tan estrafalaria y tan seria.

Como en todas las historias que sobrecogen, a esta le persigue una leyenda. Dice la voz popular que su historia sirvió de base e inspiración a la canción La llamaban loca, que popularizó el grupo bilbaino Mocedades, con letra y música de José Luis Perales. El autor de la letra admitió que bebía de una historia real pero que no coincide con la de Mercedes, sino con la de una mujer que conocía y enloqueció al enviudar. Al coincidir en algunos detalles con la historia de Mercedes y alcanzar la gloria en voz de un grupo de raíces bilbainas, el pueblo entendió que se había inspirado en la tragedia que hoy nos ocupa.

Mercedes nació en Lugo el 15 de diciembre de 1915 y está registrado que murió el 23 de enero de 1996 en el hospital Aita Menni de Mondragón. Para entonces, Arriquíbar ya se conocía como la plaza de la hermosa locura.