Las casillas del tradicional juego de la oca pueden servir en los colegios para romper la brecha de género y que el ejemplo de 34 mujeres científicas cale entre el alumnado, tanto para que conozcan sus hitos como para que aprendan que no hay unas carreras para hombres y otras para mujeres. L'auca de les científiques del Mare Nostrum (L'auca de les científiques del Mare NostrumLa oca de las científicas del Mare Nostrumes el juego creado por la matemática computacional Lara Ferrando, de 24 años, y diseñado por Margarida Sancho de la mano de la Universitat Jaume I (UJI) de Castellón, para poner fin al estereotipo que asocia las carreras técnicas a los hombres.

Además, se quiere dar a conocer a mujeres con carreras destacadas en este campo, la mayor parte de las cuales "no aparece en los libros de texto", según explica a Efe Lara Ferrando, creadora de esta oca protagonizada por 34 científicas e investigadoras del arco mediterráneo. El juego nace para ser material didáctico en los colegios, en cuyos libros "es raro ver a mujeres" en ámbitos como la Cultura o la Historia, e "imposible" si son Matemáticas.

Ferrando es graduada en Matemática Computacional por la UJI y ganadora del premio SEA al mejor Trabajo de Final de Grado del decimosexto Concurso Student de Estadística Aplicada con el trabajo Métodos de clasificación aplicados a problemas verbales con errores de inversión en datos de neuroimagen. Esta joven de L'Alcúdia aceptó el reto de la universidad para conmemorar la Noche Mediterránea de las Investigadoras y se le ocurrió rediseñar el tradicional juego de la oca.

formar, no competir

Con ayuda de Margarida Sancho recogieron en el tablero las figuras de 34 investigadoras y científicas, algunas tan conocidas como Margarita Salas, Hipatia de Alejandría, Maria Montessori o Marie Curie, y otras de gran relevancia por su trabajo como la matemática franco-senegalesa Sophie Dabo, la experta en psicología, neurociencia e inteligencia artificial Laura-Joy Boulos y la profesora de biomatemáticas maltesa Cristiana Sebu. Además hay nombres con especial significado para Ferrando, como Anna Espinal, matemática de la Universitat Autònoma de Barcelona y doctora en Ciencias Económicas por la Universitat Pompeu Fabra, y la matemática de la UJI Irene Epifanio. Los jugadores irán cayendo en casillas con nombres destacados y podrán consultar en un anexo sus biografías, y, del mismo modo que ocurre en la oca tradicional, hay recuadros en los que se avanza (elementos de la Ciencia) y otros con los que se retrocede (elementos de la Naturaleza); según Ferrando, "no tiene finalidad competitiva, sino formativa".

Ferrando destaca la importancia de no crear estereotipos entre los estudiantes. Como le ocurría a ella cuando empezó los estudios de Matemáticas, "a las chicas que optan por un tipo de carrera técnica se las tacha de friquis" y queda mucho trabajo para que las niñas "estudien lo que realmente quieren y no por ser mujer se orienten hacia una carrera considerada tradicionalmente femenina". Aboga por romper la brecha de género y pone el ejemplo de una niña que, en una charla en el Casal Jove del Puerto de Sagunto en la que se mostraba imágenes de personas de ambos sexos vestidas de diferentes maneras y se les animaba a adivinar qué profesión tenían, dijo que "no podía decir a qué se dedicaba alguien solo por su imagen exterior".