NTES de que el Grand Prix se llamara Grand Prix tuvo otro nombre: Cuando calienta el sol. Bajo la denominación de la mítica canción de verano que popularizaron los hermanos Rigual, nació el legendario programa con Ramón García vestido de capitán de Vacaciones en el mar dentro de en un decorado que fingía ser la cubierta de un barco. Fue en el año 1995 y los responsables del Grand Prix cuentan aquello como su primera edición aunque aún no estaba la vaquilla, pero sí cuatro pueblos que competían entre ellos por ganar el torneo del verano.

Al año siguiente, el programa pasó a denominarse Grand Prix, contrató a la vaquilla (siguiendo el ejemplo del programa francés Intervilles), redujo a dos los pueblos la competición por programa y cambió de decorado para convertirse en lo que hoy recordamos. Como ya hiciera antes en ¿Qué apostamos?, Ramón García puso voz a aquel himno que todavía hoy muchos no hemos conseguido sacarnos de la cabeza y que en su primera versión cantaba: "me mirarán, me besarán las chavalas más guapas del mundo, me aplaudirán y temblarán cada vez que les regale una flor, y que culpa tengo yo, ay, si soy un soñador, la ilusión se cumplirá solo hay que saber gustar". Sí, el Grand Prix tuvo desde el primer momento un toque rancio, hortera y machista que echaba para atrás. Nada que ver con Juegos sin fronteras, el formato europeo en el que se basaba a pequeña escala. Las pruebas eran similares pero mientras la competición europea pretendía ser unos juegos olímpicos llenos de disfraces y tropezones, el Grand Prix apostó por ese aire a cerrado con sus grandes desfiles de majorets para lucir cacha, o las minifalderas copresentadoras que acompañaban a García, para mostrar más pierna en un programa en el que prácticamente el único que vestía pantalón largo era su presentador. Pese a todo, Grand Prix del verano conectó con la audiencia y se convirtió en un éxito de audiencia del que se hicieron 11 ediciones en TVE, hasta 2005, y una versión infantil denominada Pequeprix, que se emitió la mañana de los sábados durante dos años.

Cancelado el programa, el Grand Prix fue rescatado en 2007 por las televisiones autonómicas (no, ETB no lo emitió) con Bertín Osborne de presentador, sumando tres ediciones más. Curiosamente, la sintonía se convirtió en instrumental. ¡Gracias, Bertín!