“La comedia es algo increíblemente liberador para un intérprete”, aseguró a Efe la actriz Rachel McAdams, que en la paródica Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga, que emite Netflix, da rienda suelta a su lado más disparatado y divertido. Aunque puede presumir de comedias muy meritorias como Chicas malas (2004) o Noche de juegos (2018), los papeles intensos han sido una marca de la casa de McAdams (London, Canadá, 1978), con la romántica El diario de Noa (2004) o con la turbia Spotlight (2015), que le dio una nominación al Oscar. “En una comedia no puedes reprimirte”, confesó. “Es como un músculo que empiezas a ejercitar: vas a trabajar cada día, sabes que lo vas a dar todo, probablemente te la pegues algunas veces, y todo eso forma parte de la comedia. Lo encuentro muy, muy liberador”, añadió. Así que, puestos a apostar de lleno por las risas, nada mejor que una cinta sobre un espectáculo tan ridículo, apasionante y único como Eurovisión.

McAdams es la coprotagonista junto a Will Ferrell de Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga, película en la que la actriz se reencuentra con el director David Dobkin tras su colaboración en De boda en boda (2005). Es la historia de Lars (Ferrell) y Sigrit (McAdams), dos islandeses bastante peculiares, que son amigos inseparables y que sueñan con representar a su gélido y pequeño país en Eurovisión. McAdams partía con un problema: no sabía casi nada de Eurovisión. “Siendo canadiense, no tenía ni idea. Y mi primera experiencia de verdad fue yendo como investigación el año pasado a la gala de Tel Aviv y estar entre la multitud, sentir la electricidad del lugar... Todas las canciones sonaban en la radio, en los autos, cada uno tenía su favorito...”, recordó. “Es de verdad un gran evento que une a mucha gente”, apuntó.

En medio de los chistes sobre lo loco y extravagante que puede ser Eurovisión, la cinta también es un elogio al certamen. “Nuestros personajes están locos por Eurovisión... Es la crème de la crème de las competiciones musicales, el pico que puedes alcanzar como artista. Así que su amor por Eurovisión era muy contagioso”, indicó.