madrid - Tan carismático como polémico y embaucador, Jesús Gil rompió moldes en el mundo de la política, el fútbol y la construcción. HBO estrena hoy una serie documental de cuatro capítulos, Pionero, que analiza y exprime la fascinación que ejerce su figura al tiempo que la cuestiona. “Lo interesante era contar la historia con mirada contemporánea, para entender la sociedad de hoy, lo que somos”, dice a Efe Enric Bach, director y coguionista de la serie, junto a Justin Webster. Empresarios antisistema que llegan al poder. La línea entre intereses públicos y privados se difumina. Los casos más conocidos son Trump o Berlusconi, pero hay muchos otros, recuerda Bach: “En Europa del Este o Sudamérica es algo habitual”.

El que fue alcalde de Marbella, empresario inmobiliario y presidente del Atlético de Madrid, fallecido en 2004, se enfrentó a numerosas causas judiciales e ingresó en la cárcel en tres ocasiones por sus turbios negocios. “Las normas no eran para él, las transgredía de forma abierta y desafiante y las instituciones de la época no estuvieron a la altura”, dice Bach. El propio Gil lo proclama en el documental: “Yo me hice alcalde para defender mi patrimonio, para vender mis pisos”. Luego añadía que vendería los de todos, que todo el mundo se beneficiaría. El gilismo, una variante de la fórmula populismo + clientelismo, llegó a ser casi una religión en Marbella. La que durante años fue su opositora y que acabó condenada en el Caso Malaya, Isabel García Marcos, afirma que muchos querían ser como él. Y alude a esa persistente letanía de “se lo llevan todos, al menos él hacía cosas por la gente”. Los principales testimonios en que se apoya el documental son los de su entorno más cercano, sus hijos y sus hermanos, pero también el fiscal Carlos Castresana, que fue “su bestia negra”, según Bach, y consiguió condenarlo en dos ocasiones.

Pionero se retrotrae a los orígenes humildes de Jesús Gil y a la influencia decisiva ejercida por su madre, que con 17 años le envió a Madrid a estudiar. “Guadalupe Gil es clave para entender al personaje”, subraya el director, “de ahí sale esa fuerza de la naturaleza que era Jesús Gil, y las circunstancias en que crecieron, sin padre”. Sus inicios profesionales fueron en el mundo de la compraventa de camiones en Madrid. Algunos testigos recuerdan verle por las noches en su descapotable rojo en la calle Montera. Lo llamaban “el coche de la carne”. Su primera operación inmobiliaria fue la compraventa de un solar en la calle Doctor Esquerdo con la que ganó un millón de pesetas. Un amigo cuenta que durmió sobre los billetes.

Nadie niega su creatividad para los negocios. La ciudad que empezó a construir en Los Ángeles de San Rafael (Segovia) era un proyecto innovador y ambicioso. Pero también chapucero. No contó con las licencias necesarias y uno de los edificios se hundió y provocó la muerte de 58 personas el 15 de junio de 1969. Encarcelado y posteriormente indultado, vio en el fútbol una posibilidad para reinventarse y también en ese terreno rompió moldes, a pesar de que no entendía mucho y no le importaba demasiado, según José María García. Su fichaje de Futre, a bombo y platillo y talonario en mano, mucho antes de que los fichajes multimillonarios fueran habituales y con la complicidad de los medios, fue el as en la manga que le garantizó la elección como presidente del Atlético de Madrid, donde se mantuvo desde 1987 a 1999. “La vida de Jesús Gil fue una constante huida hacia delante”, señala Bach, “sabía escabullirse, y contaba con cierto respaldo y recursos, pero es innegable su capacidad innata para salir adelante y para seducir”.