Como si de un retrato de la Europa actual se tratase, Un atardecer en la Toscana, el último largometraje de Jacek Borcuche, aborda en clave de drama temas a la orden del día como la inmigración, los refugiados, el racismo, la xenofobia y los atentados terroristas.

El filme cuenta la historia de Maria Linde, ganadora del Premio Nobel y una mujer de espíritu libre que vive junto a su familia en la cálida Toscana. Ella mantiene una relación sentimental secreta con un egipcio dueño de un hotel de playa, pero todo cambiará cuando un atentado terrorista sacude los cimientos de la vida de ambos, pero Marie se niega a sucumbir ante la histeria y el sentimiento en contra de la inmigración que parece dominar a su familia.

“El miedo a lo desconocido, la falta de política sabia y la cooperación entre los estados que forman la unión hace que Europa sea sofocante y muy incierta”, reflexiona el cineasta Jacek Borcuch, que también ha dirigido proyectos como Indeleble (2013) y Aquello que amamos (2009).

Opina que Un atardecer en la Toscana, cuya parte de la acción transcurre en una casa multigeneracional y con diferentes miembros de una familia como protagonistas, hace que en cierta manera el filme sea como un espejo.

“Nos estamos mirando a nostros mismos y somos nosotros los que estamos obligados a responder las preguntas difíciles que surgen en el curso de los eventos”, explica, para reivindicar el gran papel que juega Krystyna Janda, “un icono”, en la película, ya que sobre sus hombros cae todo el peso de la acción. “Su coraje y su actitud intransigente despiertan emociones extremas, puedes identificarte con ella o rechazarlo”, avanza de cara al espectador.