MADRID. La misión AZURE (Auroral Zone Upwelling Rocket Experiment) ejecutada el 5 de abril, está diseñada para realizar mediciones de la densidad atmosférica y la temperatura con instrumentos en los cohetes y desplegando trazadores de gas visibles, trimetil aluminio (TMA) y una mezcla de bario/estroncio, que se ioniza cuando se expone a la luz solar. Los vapores fueron liberados sobre el mar de Noruega a 114 a 241 kilómetros de altitud.

Estas mezclas, que utilizan sustancias similares a las que se encuentran en los fuegos artificiales, crearon nubes coloridas que les permiten a los investigadores rastrear el flujo de partículas neutrales y cargadas con el viento auroral.

Al rastrear el movimiento de estas nubes coloridas a través de fotografías en tierra y triangular su posición momento a momento en tres dimensiones, AZURE proporcionará datos valiosos sobre el flujo vertical y horizontal de partículas en dos regiones clave de la ionosfera en un rango de diferentes altitudes.

A esa altura sobre la Tierra, el "aire" es extremadamente delgado y estas nubes de vapor se dispersan rápidamente y siguen los vientos que pueden moverse a unos pocos cientos de kilómetros por hora.

Científicos de Estados Unidos, Noruega, Japón, Canadá y otros países colaboran en este proyecto para investigar la física del calentamiento y la precipitación de partículas cargadas en esta región llamada cúspide geomagnética, uno de los pocos lugares de la Tierra con fácil acceso al viento solar cargado eléctricamente que impregna el sistema solar.